Mario E. Fumero

Nuestra  población se encuentra amenazada por tres grandes flagelos que tienen sumida en la zozobra y miseria a la sociedad  hondureña. Estos son: la corrupción, la violencia y la inflación. Es curioso, pero Jesús nos anunció en Mateo 24:36 que las condiciones imperantes en los últimos tiempos serian semejante a los tiempos que vivió Noé. Génesis 6:11-12 describe la condición de la tierra en la época de Noé como en donde prevalecía la corrupción y la violencia como norma de conducta. Estos dos males son el peor flagelo de la humanidad en el tercer milenio.

            Hablar de corrupción es hablar de fraude, engaño, malversación, trafico de influencia, movidas turbias, mentiras, y una larga lista de acciones inmorales. Honduras esta en la lista de los primeros 5  países más corrupto del mundo, y es que para poder obtener un documento, un tramite, una prebenda, una posición, un contrato etc se necesita acudir a métodos corruptos. Los bancos quiebran, los políticos roban, los empleados públicos realizan movidas y aquí no pasa nada. La corrupción esta presente en todo los poderes. Está presente en el poder ejecutivo, en el legislativo, en el  judicial y hasta en lo religioso. Con el dinero se compra todo, y nada es imposible cuando se maneja dólares o influencias. Esta situación ha llevado  a la bancarrota a bancos, cooperativas, y al mismo estado, que no tiene la confianza de los organismos internacionales. Es tan descarada la corrupción que aquí nadie va preso por corrupto, porque sí esto ocurriera, no se escapa no siquiera el que le condena.

            La violencia es el segundo flagelo existente. Esta  se genera como fruto de la “corrupción”. La violencia ya forma parte de nuestra cultura. Un niño ve al año aproximadamente 4800 escena violenta por la televisión. El hecho de que se pierde la sensibilidad y el temor hace que los humanos se vuelvan crueles. La violencia tiene muchas formas, y se esconde dentro de muchas ideologías: Los terroristas la usan como arma de guerra contra sus enemigos, los ultra o nazis la desencadenan contra los extranjeros mediante la xenofobia que produce acciones brutales, mas maras como estilo de lucha para defender territorios, vengarse o ejecutar a un desertor, los sicarios hacen de la violencia un modus vivendus, ejecutando a aquellos que por encargo son señalados por las mafias. Cuando se pierde la sensibilidad y el amor humano, entonces se es invadido por el odio, frialdad, crueldad y sadismo. Nuestros niños aprenden la violencia desde pequeños, en sus hogares y comienzan a desencadenarla en la escuela. Cuando esta se mezcla con drogas o grupos antisociales se convierte en una bomba de tiempo para la estabilidad social, entonces reina la inseguridad ciudadana, cosa que hoy padecemos en Honduras.

            Y por último, y para agravar mas estos dos flagelos dominantes, aparece el fantasma de la inflación. Este tercer factor nos lleva a una mayor miseria. El poder adquisitivo de las personas se reduce velozmente, mientras que los sueldos se hacen cada vez más pequeños. Cuando experimentamos un aumento salarial del 10% la inflación ya nos había devorado el 40%. Pongamos el ejemplo del combustible, en menos de dos meses experimentamos un alza de 36 a 42 lempiras. Cuando la inflación se vuelve incontrolable la miseria aumenta y el hambre invade los hogares. Entonces son más y más los que pasan de la pobreza a la miseria. ¿Y qué de los están ya en la miseria? Estos ingresan a la lista de los hambrientos, miserables y desposeído. Estos se vuelven delincuentes por fuerza. Es ahí cuando la violencia y corrupción alcanza su punto máximo.  Y es que a más corrupción, más miseria.

            ¿Cómo luchas contra estos flagelos? Metiendo presos a los corruptos, sean de donde sean y devolviéndole al pueblo la confianza en sus gobernantes. Enfrentando la violencia con firmeza y proclamando una cultura de paz. Para lograr estos necesitamos cambiar el corazón de los hombres y hacerlos que se vuelvan a Dios. Infundir temor a lo incorrecto y amor a lo recto. Ser menos egoístas y más solidarios. Hacer que el Estado entienda que el pueblo necesita un respiro y que la distribución de las cargas fiscales debe ser en proporción a las condiciones económica de cada cual e incentivar el ahorro, la inversión y el trabajo.

            Se dice que se va a obligar a los organismos internacionales y nacionales que ayudan al pobre a pagar impuesto por los donativos que reciben del exterior. ¿Qué dirán los donantes? Les enviamos ayuda para palear la crisis de los pobres y ayudar al gobierno, y arriba de ello, nos cobran impuesto. Hay que ser consciente que estamos al borde de un abismo de violencia, y todo debido a la corrupción y la inflación. Atajemos el mal tomando al toro por los cuernos y busquemos evitar que estos flagelos nos lleven a un caos nacional.