LO QUE YO CREO -16-

DEL DIEZMO Y LAS OFRENDAS

Mario E.  Fumero

¿Qué es el dar? Es una acción de ofrecer o entregar algo. El diccionario la define como donar, entregar, proponer, conferir, proveer, conceder, otorgar algo[1]. En el A.T. el dar es una expresión de agradecimiento, de entrega y de generosidad. Es por ello que dice la Palabra: «Sin falta le darás, y no tenga dolor tu corazón por hacerlo, porque por ello te bendecirá Jehová tu Dios en todas tus obras y en todo lo que emprenda tu mano». (Deuteronomio 15:10). Toda acción de dar en el A.T. expresa un desprendimiento de sí mismo, y una expresión de gratitud a Dios por su misericordia sobre nosotros.

El abuso que hacen muchos predicadores al enfatizar desmedidamente lo financiero, con extorción y manipulación fuera lo teológico al enseñar y predicar del diezmo, ofrendas o pactos para sembrar financieramente, ha producido un efecto negativo en muchos creyentes, lo cual les han llegado a catalogar el diezmo  como un invento humano para explotar la fe y enriquecer a unos cuantos “listos” que toman el evangelio, no como una entrega, sino como una forma de enriquecimiento ilícito. También muchos afirman que pertenece a la ley y por lo tanto, los cristianos no están sujetos a la ley mosaico. Las exigencias del diezmo, y el calificativo de ladrón y maldito al que no lo da, ha producido una abierta oposición al mismo, y para ello se usan argumentos, que aunque pueden tener peso, no son totalmente ciertos.

¿CUANDO SE MENCIONA EL DIEZMO POR PRIMERA VEZ?

Lo primero referencia que encontramos en el A.T. es el hecho de que por el pecado del hombre, nuestros primeros padres tuvieron que cubrir sus vergüenzas primero usando los árboles o alguna hoja (Génesis 3:8), para después ser cubierto con pieles de animales (3:21) hechas por el mismo Dios, pues apareció la malicia y el pecado en los seres humanos (3:22), perdiendo su inocencia. Después aparece la referencia a la ofrenda o diezmo de forma indirecta cuando Abel y Caín trajeron a Dios lo mejor de sus productos (Gen 4:1-4). En Génesis vemos como Abraham dio el diezmo a Melquisedec (Gen 14:20) apareciendo por primera vez el término “diezmo”, y Jacob hizo lo mismo, estableciendo la ordenanza del diezmo para su descendencia (Gen 28:20-22) como norma de conducta.  El diezmo no es fruto de la ley mosaica, sino de una práctica de gratitud en el quehacer de los descendientes de Abraham. Después, en el decálogo mosaico, se establece la ley del diezmo y las primicias, así como el propósito y la forma en que el mismo se debía administrar.

El diezmo no consistía en dinero, sino en insumo o alimentos. El diezmo y las primicias se usaban para suplir los alimentos a la tribu de Levi, la cual ejercía el sacerdocio y estaban encargados del culto, y si sobraba, se ayudaba a los más necesitados, pero jamás se uso en el A.T. para enriquecer las arcas de unos irresponsables, que abusaban de las dadivas del pueblo para su propio beneficio.

Durante el reinado de los reyes el diezmo, como otros impuestos reales, era parte de las cargas financiera impuesta al pueblo judío. Durante el dominio del Antiguo Testamento esta acción de diezmar era estricta, como otras normas más, y la misma se catalogaba como causa  de maldición y robo, trayendo incluso juicio civil. Es bueno que estudiemos las enseñanzas que regulan el uso y administración de los diezmos, ofrendas y primicias para no caer en el pecado de “enriquecimiento ilícito”, y para ello debemos estudiar detenidamente Deuteronomio 14:22-29 y  Números capitulo 18, en donde vemos cómo deben ser separados los diezmos y qué hacer con el excedente, una vez satisfechas las necesidades de los levitas.  Es entonces, y bajo estos principios, que debemos analizar el texto de  Malaquías  3:6-10 en donde el Señor maldice a sus líderes que no supieron administrar correctamente el diezmo, robándole y derrochando lo que era Del Eterno, y por medio del profeta, el Señor está haciendo una gran reprimenda a los sacerdotes (de hecho no le estaba hablando al común del pueblo), los cuales  corrompieron el servicio y no estaban manejando bien los diezmos de acuerdo a las enseñanzas de Moisés.

Los seres humanos de ese entonces eran conscientes de que ellos tan solo poseían la tierra como «mayordomos» del creador, la cual se las entregó bajo ciertos condicionantes (Gén 1:28), por lo que reconocían que «todo viene de Dios y por lo tanto todo es de Dios». Así que debían expresarle al dueño su gratitud, ofreciéndole lo mejor de sus frutos, cosechas o ganado[2]. Fue por ello que «Abel también trajo una ofrenda de los primerizos de sus ovejas, lo mejor de ellas. Y Jehová miró con agrado a Abel y su ofrenda» (Génesis 4:4) mientras que no se agradó del sacrificio de Caín (4:5). ¿Por qué razón  rechazó esta ofrenda de Caín? Existen dos opiniones básicas al respecto:

    Primera =. Porque Caín no hizo una ofrenda de sacrificio, lo cual era símbolo de expiación por el pecado, según las enseñanzas A.T. y era una práctica normal en la mayoría de los pueblos, incluso paganos. Quizás fue una forma de recordar tanto el hecho del pecado, como la necesidad de un sustituto que muriera por los pecados del hombre[3]. Es ahí cuando en la Pascua judía se estableció el singular hecho del macho cabrío o cordero sin mancha, ofrecido como expresión de liberación, representando el drama de la redención (Éxodo 12:1-3) lo cual ya era una costumbre ancestral, desde la época de Adán, pero a partir de ahí se convirtió en una fiesta nacional para el pueblo judío[4].

   Segundo =. Porque Caín no ofreció a Dios lo mejor de los frutos de la tierra, razón por lo cual a Dios no le agrado la ofrenda. Este punto de vistas es muy relativo, porque si Caín no ofreció lo mejor, habría que ver cuál fue la causa. Se afirma que mientras Abel era ganadero, Caín era agricultor (Génesis 4:3) y que por tal razón éste no pudo hacer un sacrificio de animal, pero sea como sea,  no actuó con un espíritu recto, y para Dios esto es lo que más cuenta; «Porque no quieres sacrificio; y si doy holocausto, no lo aceptas. Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado. Al corazón contrito y humillado no desprecias tú, oh Dios» (Salmos 51:16-17). El dar no es el producto del miedo, la imposición y la coacción, sino la expresión de gratitud, compromiso y sometimiento al dueño y soberano sobre todas las cosas.

En la actualidad hay dos grupos que de forma opuesta rechazan o defienden radicalmente el principio del “diezmo” como expresión de mayordomía cristiana. Los anti legalistas (no todos, pues algunos atacan de la ley lo que les conviene) condenan el diezmo afirmando que es una imposición de la ley, mientras otros lo defienden y presentan como una norma impositiva e inviolable, pues el no dar es equivalente a caer bajo juicio y maldición.

El diezmo no fue impuesto por Dios como un medio para obtener de él alguna «gracia», sino que aparece como expresión de gratitud y reconocimiento de sometimiento al que es dueño de todo en el A.T. En Génesis 14:17-24 encontramos que Abram al recuperar a Lot y sus bienes (vers 16) se encontró con un personaje muy peculiar, Melquisedec, rey de Salem(18), el cual le bendijo ofreciéndole pan y vino, por lo que éste (Abram) le dio los diezmos de todo lo que había recuperado (20). ¿Le pidió Melquisedec los diezmos? ¿Había alguna ley sobre primicias o diezmos? ¿Quién era este personaje llamado rey de Salem, que dio pan y vino y que bendijo a Abram? Aquí nos encontramos delante de una manifestación de Jesucristo, pues este personaje, que bien podía ser Jesús manifestado o alguien con similitud, presentaba algunas características peculiares como:

1– Se le llamó sacerdote del Altísimo cuando todavía no existía el sacerdocio levítico (Gén 14:18).

2– Se le llama rey de Salem, refiriéndose probablemente a la palabra que dio origen a Jerusalén, o el lugar de donde venía.

3– Era rey y a la vez sacerdote, como Jesús (Gén 4:18, Zac 6:12-13).

4– Su nombre significa «rey de Justicia y rey de paz» Atributos que tenía Jesucristo (Hebreos 7:2).

5- No tenía madre, ni madre ni principio de días, ni fin de vida (proclamando su eternidad) Hebreos 7:3).

6- Ofreció «pan y vino» símbolos del nuevo pacto hecho por Jesús con sus discípulos (Gén 134:18).

También Jacob diezmó, pero en esta ocasión él mismo proclamó, frente a una experiencia trascendental como la que ocurrió en Bethel (Gén 28:10-22), un compromiso con Dios, y noten, no fue nadie quien impuso esta acción, sino que nace como fruto de la experiencia, pues Jacob declaró: «Esta piedra que he puesto como memorial será una casa de Dios, y de todo lo que me des, sin falta apartaré el diezmo para ti» (Génesis 28:22).

Cuando aparece Moisés, Dios pacta con su pueblo un nuevo orden dentro de una nación que nacería en la tierra prometida, que tendría la misión de proclamar su nombre, y traer al mundo la promesa de Génesis 3:15 y 11:2-3. Con ellos establece normas de conducta en su expresión de gratitud, legalizándose lo que ya existía en relación  al diezmo,  primicias y  ofrendas.

DIEZMO. Como la palabra lo indica es la décima parte de todo los frutos de la tierra, ganado o rendimiento del trabajo, Deuteronomio 12:28, 26:12. Con él se suplía las necesidades de los levitas (consagrados al servicio del Señor) (Número 18:21-32, Deut. 12:17-19) pero también se suplía la necesidad de los extranjeros, viudas, huérfanos y demás necesitados dentro del pueblo, (Deut. 14:28-29, 26:12).

PRIMICIAS.  Era la acción de traer los primeros frutos de la tierra para ofrendarlos a Dios como expresión de gratitud por la cosecha (Éx 23:16,19). Esto originaba algunas fiestas como la de la vendimia o fiesta de las cabañas (Éx 23:16, 19,  34:22, Dt 18:4) y las de la cosecha.

OFRENDA. En el A.T. tiene dos connotaciones.

1ª= Es el ofrecerle a Dios, o un necesitado un regalo de forma voluntaria (Éxodo 35:29).

2º=  Ofrecerle a Dios un sacrificio para expresar; a) gratitud o, b) pedir perdón. (Lev cap.1 al 5).

Es bueno apuntar la realidad judía del dar. Para ellos no cabía la idea de una acción de entrega en la cual hubiera manipulación o mecanismos humanos de presión o chantaje. Uno daba porque deseaba obedecer la ley de Jehová, como expresión de gratitud y reconocimiento de la soberanía de Dios. Así lo enseña el Talmud[5] al referirse a las fiestas de las primicias. Para ellos el dar era algo tan tremendo, que hasta hacían fiestas cuando venían con sus diezmos o primicias: Veamos lo que dice el Talmud: «¿Cómo se llevan los frutos del Templo? Todos los habitantes de las localidades de un mismo distrito[6] se reúnen en la capital del mismo. Pasan la noche en la plaza, sin entrar en las casas (para evitar contactos impuros). A la mañana siguiente temprano, el jefe dice: «Venid, subamos a Sión, junto al Señor, Nuestro Dios[7]«. Tanto el diezmar como el dar las primicias era motivo de fiesta, donde lo más importante era la sinceridad y espontaneidad del corazón a la hora de dar[8].

No podemos negar que la desobediencia, tanta en la forma de dar como en la forma de vivir producía juicio divino. Las promesas dadas estaban condicionadas a la obediencia, y esto producían la protección  divina, lo contrario, -la desobediencia- acarrearía maldición. Noten las consecuencias de la desobediencia a la ley de Dios, y no al simple hecho de no dar; «Pero si no escuchas la voz de Jehová tu Dios a fin de procurar poner por obra todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te mando hoy, todas estas maldiciones vendrán sobre ti y te alcanzarán:» (Deuteronomio 28:15).

El que no da es porque ya está enfermo, de manera que aunque diera por medio de mecanismo persuasivos, o como forma de «soborno espiritual», o para librarse del castigo divino, si no declaraba su pecado, no podía obtener el favor de Dios, aunque ofrendara todas sus posesiones, pues en tal caso, el rey Artajerjes sería justo, ya que dio sus bienes a Nehemías para reedificar los muros de Jerusalén (Nehemías capítulo 2).

Es importante que cuando el pueblo se apartaba de Dios, primero cayera en la idolatría, después dejaba de hacer lo recto y una manifestación de ello es «robarle a Dios» lo que le pertenece ¿De dónde sacamos los mecanismos de decir que el no dar trae maldición, cuando en realidad la maldición es un producto del pecado y el dejar de dar es una de las evidencias del pecado, porque se pierde la gratitud a Dios, pues para los judíos el dar es manifestación de gratitud y reconocimiento de la Soberanía de Dios sobre los bienes que él nos ha dado.

En el Talmud se asocia el dar con dos elementos:

  El trabajo productivo ejecutado por el hombre como obediencia al mandamiento dado en el huerto del Edén (Génesis 3:19).

2º Reconocer que Dios es dueño sobre la creación, y que nosotros somos sus mayordomos, por lo que debo traerle el diezmo de todo lo que obtenga como esfuerzo del trabajo. Dice el Talmud al respecto: «Acerca del diezmo se ha establecido lo siguiente: todo lo que se come, todo lo que se conserva y todo lo que crece sobre el suelo está sujeto al pago del diezmo. Pero aquello que al principio no es comestible, mas luego sí, no deberá pagar diezmo hasta que alcance su madurez«[9]. Estas son las normas que gobernaban la vida del pueblo de Dios.

EL DAR EN EL NUEVO TESTAMENTO

Se ha debatido mucho la diferencia entre el Antiguo y Nuevo Testamento respecto al dar, principalmente en relación al diezmo y las ofrendas. Algunos osan afirmar que Jesús abolió el diezmo, y de forma vaga, manipulan algunos textos, otros, por el contrario, toman algunas palabras bíblicas fuera del contexto para imponer el diezmo y las ofrendas como fórmula mágica de bendición y prosperidad. En otro capítulo hablaremos de la manipulación que se hace para obligar a la gente a dar por medio de un motivo poco honesto, pero ahora veremos lo que dice el N.T. respecto al dar.

Jesús se refirió al diezmo en dos ocasiones. En una fue para recriminar a los fariseos y dijo; «¡Ay de vosotros, fariseos! Porque diezmáis la menta, la ruda y toda hortaliza, pero pasáis por alto el juicio y el amor de Dios. Es necesario hacer estas cosas, sin pasar por alto aquéllas» (Lucas 11:42). ¿Jesús condenaba el diezmo? ¡No!, sino que lo colocaba en un segundo plano en relación al ejemplo y la vida de amor y rectitud. Noten como afirma «Es necesario hacer estas cosas (diezmar) sin pasar por alto aquéllas (EL JUICIO Y EL AMOR DE DIOS)». Esto demuestra que para el Señor es más importante el vivir que el dar. ¿Por qué esta afirmación? Porque aceptar el dar sin estar dispuesto a vivir se podrían considerar un soborno espiritual. Tú me bendices aunque ande mal, porque doy mucho. De esta forma nacieron las indulgencias y los perdones vendidos en el pasado.

En otro pasaje Jesús relata una parábola, y en un versículo compara a un fariseo, símbolo de la hipocresía religiosa, con un publicano, un proscrito social, catalogado de pecador. El Señor hace referencia al diezmo de aquel «religioso» que usaba el dar como medio de exaltación y de soberbia, pues afirma que el fariseo oraba diciendo «...Dios, te doy gracias que no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano. Ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que poseo”. (Lucas 18:11-12). ¿Qué demostró Jesús con este relato?, ¿qué no hay que ayudar o dar? De ninguna manera, lo que trato de dar a entender es que lo más importante cuando hacemos algo es la actitud que tenemos, pues el dar o el ayudar se vuelve nada cuando lo hacemos lleno de soberbia y presunción. Él lo afirma en el verso 14 «Os digo que éste descendió a casa justificado en lugar del primero. Porque cualquiera que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido» (Lucas 18:14). Aquí no dice que el publicano no ayunará ni dezmará, sino que se consideraba indigno a pesar de todo lo que hacía.

En el libro de los Hechos no se menciona el diezmo, afirman algunos, y es cierto. Pero ¿Por qué no se habla del diezmo? Porque los cristianos asimilaran la mayordomía más allá del concepto judío de ser mayordomo de la tierra. Para ellos «todo era del Señor» y ellos se volvieron sus esclavos. ¿Acaso los esclavos tenían derechos? ¿No era todo lo que el esclavo tenía propiedad del amo que lo compró? Si éste tenía una mujer, y le daba hijos, pasaban a ser parte del dueño. Todo lo que producían era de su amo y éste le daba lo que él (el amo) quisiera. En el N.T. el término «siervo»[10] aparece 73 veces en 71 texto, y en todo se hace alusión al principio de entrega, sometimiento, propiedad absoluta de alguien que nos posee como esclavo, no porque me haga esclavo por la fuerza, sino porque me humillo y sujeto a su Palabra, como hizo el mismo Jesús (Juan 13:15-16) sujetándose al padre hasta la muerte, y afirmando que nosotros no somos mejor que él (Juan 15:20).Debemos proclamar su Señorío sobre nuestra vida, y convertirnos en siervo (Mateo 25:21-23). Así que todo lo que tengo es suyo, y aun yo mismo le pertenezco, porque he sido comprado (1 Pedro 1:18) con precio de sangre.

La idea de que somos comprados está presente en la mente del los cristianos primitivos: «Pues habéis sido comprados por precio. Por tanto, glorificad a Dios en vuestro cuerpo» (1 Corintios 6:20). “Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres» (1 Corintios 7:23), y Pablo nos ordena que no seamos esclavos de los hombres para que podamos ser fieles soldados de Jesucristo pues el mismo enseña que «Ninguno en campaña militar se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo alistó como soldado» (2 Timoteo 2:4).

Los conceptos «siervo, comprados, soldados» nos colocan como un todo bajo la proclama del Señorío de Cristo. Así que aquí la entrega debe ir más allá del diezmo, «todo lo que tengo es suyo y si le doy algo (el diezmo) es para cumplir la palabra, pues el otro 90% lo debo usar para vivir para él según su Palabra«.

Es por esta razón que en el libro de los Hechos aparece un fenómeno, típico de un avivamiento de amor. Noten lo que dice sobre la conducta de los cristianos primitivos respecto al dar:«No había, pues, ningún necesitado entre ellos, porque todos los que eran propietarios de terrenos o casas los vendían, traían el precio de lo vendido” (Hechos 4:34). ¿Por qué lo hacían? ¿Hubo alguna orden, o fue una expresión espontánea?

El dar, sean diezmos, primicias u ofrendas, se expone en el N.T, como una virtud que nace del amor y no del chantaje o de la imposición. El relato de la viuda que dio todo lo que tenía revela la mentalidad de Jesús al respecto. ¿Qué nos hace más acepto delante de Dios, la cantidad, la exhibición, el montaje a la hora de pedir, o la sinceridad y espontaneidad que tengamos? Noten bien lo que dice el texto sagrado: «Estando Jesús sentado frente al arca del tesoro, observaba cómo el pueblo echaba dinero en el arca. Muchos ricos echaban mucho, y una viuda pobre vino y echó dos blancas, que equivalen a un cuadrante. El llamó a sus discípulos y les dijo: –De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que echaron en el arca. Porque todos han echado de su abundancia; pero ésta, de su pobreza, echó todo lo que tenía, todo su sustento. (Marcos 12:41-44). Noten «de su pobreza, echó todo lo que tenía». ¿Cuál era su mérito? Darse al dar. La bendición no está en la cantidad, sino en la entrega que hacemos cuando damos algo. Ella no dio esperando multiplicación, ni motivada por tener dividendos. Dio porque amaba.

Es bueno definir el término “dar” en su sentido griego. Viene del vocablo «apodidomi» y se define como; Cumplir un deber contraído hacia otro, dar lo que es debido, devolver, recompensar, restaurar[11]. En el diccionario de la lengua española se define como; donar, entregar, conferir, dar fruto de la tierra etc[12]. Jesús ordenó dar, no solo la capa, sino también el manto, o sea ir más allá de lo estipulado por la ley (Lucas 3:11) y estableció la bendición que es dar, porque con la medida con que demos, Dios nos recompensara, pero ¡cuidado! no usar este argumento como mecanismo de chantaje, porque en tal caso, se pierde el sentido bíblico del dar.

Está claro que la acción del dar en el N.T. es producto del nuevo nacimiento, de la gratitud expresada a Dios con una primera entrega, “MI VIDA”, y después con todo lo que yo tenga y poseo. ¿Cuánto debo de dar?, dice la Palabra «Cada uno dé como propuso en su corazón, no con tristeza ni por obligación» (2 Corintios 9:7)». Así es que no estamos atados al diezmo, si optamos por el ejemplo apostólico, daremos más que diezmo, lo damos todo si fuera necesario. ¿Y por qué debemos de dar? Porque «Más bienaventurado es dar que recibir.» (Hechos 20:35). ¿Y cómo debo de dar?, ¿por compromiso, chantaje, interés o manipulación? Noten la afirmación apostólica: «…dé como propuso en su corazón, no con tristeza ni por obligación; porque Dios ama al dador alegre« (2 Corintios 9:7).

¿Y cuál debe ser el fin de las ofrendas? Suplir todas las necesidades de la familia de la fe, comenzando por las necesidades de los obreros «… porque el obrero es digno de su salario» (Lucas 10:7) y después la necesidad de todos los demás hermanos de la congregación, dando origen al diaconado, como expresión de ayuda entre los hermanos más desposeídos. El mismo San Pablo establece este principio de dar para remediar el dolor de otros hermanos (1 Corintios 16:1-4) al pedirle a los corintios que reúnan las ofrendas los primeros días de la semana, para enviarlas a las iglesias o hermanos necesitados, como él lo enseñó en las demás iglesias de Galacia. El historiador Eusebio de Cesárea[13] comenta el hambre que hubo en Judea, y como los hermanos de Antioquía enviaron ayuda a Judea por medio de Pablo y Bernabé, relato que también aparece en los Hechos de los apóstoles[14].

Tengamos claro estas verdades, y notemos que en ningún pasaje se habla de dar como inversión, con intimidación y como mensaje central de la proclama apostólica, sin embargo la gente lo daba todo, hasta su vida. ¿Pero cuál es la realidad en estos tiempos en torno al dar? Este será un capítulo aparte.

Respecto al Nuevo Testamento, Jesús menciono dos veces el término diezmo. Una  en relación al abuso que hacían los fariseo, los cuales iban a las casas de las viudas para diezmarle incluso hasta con sus especies de cocina “el eneldo y comino” (Mateo 23:23), pero en este reprimenda lo que Jesús condenaba no era el diezmo en sí, sino el abuso que hacían con el mismo, al imponerle a la gente más carga de las que podían llevar. La otra referencia del diezmo se encuentra en el relato de Lucas 18:9-14, cuando el fariseo usaba lo que daba (verso 12) como fórmula para tratar de justificarse delante de Dios. En el libro de los Hechos no se menciona el diezmo, y la causa es sencilla, los convertidos en este periodo no daban el diezmo, porque al convertirse, lo daban todo (Hcho 2:45).

El dar, llámese diezmo, ofrenda o primicia, es una expresión de gratitud del discípulo a la providencia divina y se debe hacer con alegría y gozo, porque Dios bendice al dador alegre (2 Cor 9:4). No debe hacerse como una caga impositiva, ni como una formula de chantaje o esperando recibir más a cambio, porque tales acciones no son agradables delante de Dios, porque la bendición de Dios y su gracia es gratuita, y  por lo tanto, damos por que el nos dio y estamos agradecido por sus bondades. Esas ofrendas, diezmos o primicias (como quiera llamarle) deben ser usadas para el engrandecimiento del reino de Dios, y no para enriquecer a unos pastores que han hecho abominación de lo consagrado al altar. Los recursos recibido en la Iglesia deben usarse para que sus líderes tengan alimentos y para ayudar a las viudas, huérfanos y necesitados, además de extender el evangelio a toda criatura enviando misioneros.


  • BIBLIGRAFIA

  • [1]– «Diccionario Enciclopédico Uno» Editorial Uno, España, 1996.
  •  [2]. «Our Responsability for the Living Environment» Church of England Board of social Responsability, Londres 1986.
  • [3]. «The Atonement» L. L. Morris. Editado en Leicestar, 1983.
  • [4]-«Teología sistemática» Editado por Stanley M Horton, Editorial Vida, 1994, página 346.
  • [5]– El Talmud es la doctrina tradicional del judaísmo y constituye la obra de los santos padres del judaísmo. Este atesora el patrimonio, material y espiritual del pueblo judío.
  • [6]– Palestina estaba dividida en veinticuatro distritos.
  • [7]– Haciendo referencia a Jeremías 31:6.
  • [8]– «Antología del Talmud» Editorial Plaza & Janes,  Editado en Barcelona 1982. Tratado de Bikkurim 113, página 79.
  • [9]Tratado de Maaserot 108 del libro  «Antología del Talmud» Editado por Plaza& Janes, 1982, Barcelona, España. Página 74.
  • [10]Ver el libro «El Principio de Ser Siervo» de Mario E. Fumero, producciones Peniel, 1997.
  •  [11]– Diccionario de Strong #591.
  •  [12]– Diccionario Enciclopédico «Océano Uno», editorial Océano 1996.
  •  [13]Uno de los primeros historiadores de la Iglesias. Se cree que vivió alrededor del 265 d.C y su historia de la iglesia da mucha luz sobre los acontecimientos durante los primeros 200 años del cristianismo.
  •  [14]  «Historia Eclesiástica -I- Eusebio de Cesárea» Editorial Clie, Barcelona, 1988, página 90.
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Este es un espacio para compartir temas relacionados con la apostasia en la cual la Iglesia del Señor esta cayendo estrepitosamente y queremos que los interesados en unirse a este esfuerzo lo manifiesten y asi poder intercambiar por medio de esa pagina temas relación con las tendencias apostatas existentes en nuestro mundo cristiano.
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5 Responses to LO QUE YO CREO -16-

  1. Estoy de acuerdo con Usted en ciertas cosas. Pienso que debemos diezmar, pero como agradecimiento. Abraham (nuestro padre, según la fe) diezmó del botín a uno que era figura del Cristo, y si nosotros somos entonces descendencia de Abraham… es decir, si uno de los grandes patriarcas diezmaron, ¿cuánto más sus hijos?

    Lo que no estoy de acuerdo es que andan diciendo: «maldito eres con maldición, ladron!» por no dar el diezmo, porque Cristo según Gálatas se hizo maldición para que nosotros fueramos limpios de culpa.

    Otra pregunta sería… ¿es necesario el diezmo para la salvación? ¿si no diezmo no tengo salvación?

    Por otro lado, ciertamente doy razón al diezmo, porque si la gente es dura con el diezmo, ¿cuánto más será sin él? y entonces surge otra pregunta… ¿debemos recurrir a persuación al momento de dar o debemos dejar que la Palabra actúe y cada quién decida si quiere salvarse o no?? (porque el que es salvo, no amará su vida, sino que su vida dará por sus hermanos, por los necesitados)…

  2. me encanto lo que e leido y considero que devemos dar el diezmo porque me siento tan agrdecido con DIOS de tener un trabajo digno y para ser mas esplesito en lo quiero decir es que tengo 17 años de tener un trabajo en el cual no creia que duraria tanto tiempo y ahora que e abrasado el seguir al TODO PODEROSO NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO Y EL ESPIRITU SANTO seguire dando hasta donde el SEÑOR me llame BENDICIONES querido hermano MARIO FUMERO

  3. Avatar de Alex Alex dice:

    muchas gracias por esta enseñanza, me parece excelente esta disertación acerca del dar, solo quiero por favor me ayuden a entender que debo hacer si el lugar donde me congrego tiene serias enseñanzas erróneas acerca del dar, pero igual pesar de que los pastores tienen una actitud de enriquecerse y vivir bien sin importar que la congregacion tiene tanta necesidad Dios ha colocado en mi corazon seguir alli, porque sé que en el corazon de Dios está restaurar esta congregación y organizar todo, pero mi pregunta sería ¿ Debo dar alli mi dinero voluntariamente al Señor sabiendo que no estan procediendo correctamente con los dineros recaudados ? ¿ Debo llevar mi ofrenda a la congregación pero dársela a alguien que Dios me muestre que la necesita basado en la palabra de Dios que dice que nosotros sus hijos somos el templo de Dios, somos templo de su Espiritu Santo? Por favor acepto un sabio consejo. Mil bendiciones y muchas gracias.

  4. Avatar de mapo mapo dice:

    Totalmente de acuerdo con este artículo, es irónico y a la vez un insulto a la inteligencia; que los pastorcillos de poca monta, estén más interesados en la lana de las ovejas, que las ovejas de la lana. Es obvio que estos delincuentes vestidos con piel de oveja, han hecho una ley obligada de lo que debe ser voluntario y con generosidad. De acuerdo a investigaciones: En Israel no se paga el diezmo debido a que con la destrucción del templo en el año 70 por el General Tito; toda la información genealógica del sacerdocio Aarónico fue incendiado, por lo tanto no quedaron registros. Y estos ignorantes pretenden llamarse sacerdotes de la tribu de Leví, por dónde no lo veo. Y ahora son tan descarados que dicen llamarse apóstoles, (carcajada con sarcasmo), Es por eso que en las sinagogas en Israel las personas dan voluntariamente una ofrenda para ayudar a sustentar los gastos. Pero los pastorcillos modernos tienen trillado el versículo de Malaquías para avergonzar a sus miembros llamándolos ladrones; ¿cómo puede robarse uno mismo su propio dinero?Sólo que fura un autorobo…. los ladrones son ellos porque le roban a sus miembros su dinero con patrañas y engaño. con el fin de llevar una vida de lujo y amplitud, para pagar sus mansiones, hijos en escuelas bilingues, viajes al exterior, joyas y vehículos de lujo. ¿Acaso Jesucristo cabalgaba en un caballo alazan?, no tenía almohada siquiera y aún siendo hijo de Dios no exigía nada. Creo con justicia que aquellos pastores que trabajan con amor, entrega y convicción para el reino de Dios merecen una salario justo y decoroso, pero no más allá de un presupuesto oneroso, Estos pastores de hoy son extorsionadores, que cobran impuestos de guerra, (como el imperio romano) así como el gobierno que exprime cada vez más a los contribuyentes. Hay personas tan necesitadas que dejan de darle el sustento a su familia, por llevarle el diezmo al desgraciado pastor, y a él ni siquiera le importa, solo le dice: voy a orar por tí para que Dios te bendiga…..y le da unas palmaditas en la espalda. Que irónico!!!!!, despierten cristianos,buen dijo Carlos Marx, la religión es el opio de los pueblos. Por otra parte Dios no le exigió ninguna ofrenda a Caí y Abel, fue un gesto voluntario y ni así Dios impuso el diezmo. El Rey que salió al paso de Abraham, era también sacerdote, y Abraham tenía que pasar por el territorio de Salem, por eso fue que él le dio el 10% del botín de guerra de Sodoma y Gomorra al derrotar a sus reyes. A Jesucristo estaba más interesado en la restauración del alma de las personas que el diezmo hecho ley por Moisés. Porque tu puedes tener dinero y dar tu diezmo, pero si no lo haces de corazón, si no por quedar bien con tu pastor, nada haces, Dios no necesita nuestro dinero podrido. Haz las cosas por amor y gratitud, trata de ayudar al necesitado cuando puedas.

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