Mario E. Fumero
Se ha puesto sobre el tapete de la discusión nacional el hecho de que algunos aspirantes a puestos políticos pueden estar financiado por la narcoactividad, sin embargo, tales afirmaciones no se pueden ser comprobada fehacientemente con pruebas, por lo que tal afirmación, siendo un hecho evidente, es insostenible jurídicamente, ya que al no haber evidencias contundentes, el afirmar tal cosa puede constituir un delito y ser llamados al orden por “difamación”.
El diputado Ramón Nazar Velázquez en una entrevista afirmó que aunque no se puede comprobar el vínculo de relación entre los políticos y el narcotráfico, se puede saben quienes son si examinamos la forma rápida en que se han enriquecido, y es que toda riqueza rápida casi siempre es de una procedencia dudosa.
No solo se puede financiar una campaña política usando para ello dinero sucio procedente del narcotráfico, también dicha campaña puede obtener un dinero de procedencia limpia, pero producto del sobornos de ciertos intereses creados que patrocinan candidatos para después, en el poder, obtener favores de contratos o empresas. En los Estados Unidos las carreras políticas de algunos diputados y candidatos a la presidencia se han vuelto escandalosas al descubrirse como empresa transnacionales e intereses creados le financiaron sus campaña a cambio de concesiones futuras, una vez en el poder. Es por eso que todo donativo para campañas políticas es investigado con lupa, para evitar que los poderes creados patrocinen candidatos que después les favorezcan, con concesiones ilícitas, o usen el poder del Estado para sus aspiraciones.
Honduras no esta exenta de este fenómeno. Hay poderosos intereses detrás de bambalina dispuestos a comprar a diputados y alcaldes para obtener concesiones millonarias. Esto se hace evidente en ciertos contratos leoninos que aparecen de la noche a la mañana aprobados, promovido por aquellos que han sido favorecidos con prebendas y comisiones, con las cuales financiaron su escalada al poder.
Creo que todos los seres humanos estamos expuesto a alcanzar metas usando formular ilegales, a menos que tengamos un profundo temor de Dios. El “chepear”, chantajear, sobornar, comprar conciencias y manipular el medio es un fenómeno latente en todo el mundo, porque esto es producto de la corrupción humana. Sin embargo, aunque no podamos demostrar la procedencia de las riquezas injustas, la misma se hace evidente cuando vemos que una persona que no tenía nada, que de la noche a la mañana maneja mucho dinero, se construye una buena casa y se compra un carro lujoso. Ninguna fortuna rápida viene del cielo, y todos sabemos quién es quién.
Es necesario que los entes fiscales, la DEI, y el TSE y el TSC investiguen todo enriquecimiento rápido, como se acordó hacer con la policía y los magistrados, pero ampliarlo al campo de la política. ¿De dónde se obtienen los millones para financiar las campañas políticas? Porque todos sabemos que en los países democráticos, siempre triunfa el político que más dinero invierte.
Pero voy aun más allá todavía sobre este análisis. No solo se debe investigar a los garante de la seguridad y de la política, sino también se debe investigar a los empresarios y religiosos que de la noche a la mañana aparecen con inmensas fortunas. Porque la corrupción, el narcotráfico y el soborno está presente en todas las latitudes de la sociedad, y es un mal endémico de las democracias. Es lógico hacerse rico decentemente, con trabajo y transparencia, pero no es aceptable por ejemplo que un empresario obtenga ganancias sustanciosas adulterando un producto, contrabandeando o engañando al fisco, como tampoco es lógico que un pastor o líder religiosos explote la fe y obtenga ganancias sustanciosas ofreciéndole a la gente “vendas mágicas” con engaño y manipulación.
Nuestro mundo está lleno de tentaciones económicas. Todos somos vulnerable a caer en la trampa de lo ilícito, por lo cual, debemos ser controlados y supervisados, porque de lo contrario, podemos caer en poder de las fuerzas corruptas que hoy por hoy, arropan al mundo.
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