Toda las persona que desempeñe una función pública, ya sea político, artistas, líder religioso, educador, responsable de una empresa, miembro de las fuerzas de seguridad del Estado o contable, debe aceptar ser sometido a un examen de su conducta moral, tanto en el ámbito social, como familiar. Fue por ello que Jesucristo dejo el parámetro de que a las personas debemos analizarlo por “sus frutos” (Mateo 7:20), esto es, por la forma en que se conducen en su vida pública y privada.
Esta acción de “juzgar a los que ostentan aspiraciones políticas o funciones públicas” nos obliga a conocer “su hoja de vida”, por lo que se requiere ver su proceder en las funciones anteriores, o su quehacer previo a la posición que aspiran alcanzar. Es ahí cuando en estos momentos de elecciones de partidos y de futuros candidatos para elecciones generales, cuando debemos examinar con lupa a las personas que vamos a elegir, y no dejarnos llevar por la propaganda pagada, que trata de imponer muchas veces una imagen falsa de una persona con moral dudosa y grandes ambiciones, la cual tiene un pasado dudoso, máxime cuando ya desempeño una función política o pública.
En las próximas elecciones de los Estados Unidos y Honduras, se hace necesario juzgar y examinar detenidamente “la hoja de vida” de los aspirantes a puestos políticos, y ver primero: si son políticos son nuevos, sin trayectoria anterior. Si así fuera, debemos analizar sus vidas como trabajadores, esposos y padres. En segundo lugar, si los aspirantes fueran viejos políticos, o sea, que ya han tenido una trayectoria en puestos públicos, el examen de su hoja de vida sería más fácil, porque examinando lo que hicieron, cumplieron y prometieron, podemos determinar si son capaces de cumplir lo que ahora se proponen, pues dice la Biblia que si “en lo poco no fuiste fiel, tampoco podrá serlo en lo mucho” (Lucas 16:10). No es la imagen de la publicidad la que nos debe llevar a elegir a un candidato. Cuanto más se anuncia una persona o producto, es porque más recursos tienen y más imagen desea formarse, porque posiblemente le falta credibilidad.
El hombre y la mujer recta, no necesitan mucha propaganda, porque “por sus frutos los conocemos”. Si somos sabios y entendidos, juzgaremos a los candidatos por sus antecedentes, y no por la propaganda. Para ello deberemos examinar su vida como político, y buscar si al dejar su función anterior, se enriqueció, cumplió lo que prometió, fue integro, etc. Además debemos incluso investigar sus antecedentes en cuanto a denuncias hechas sobre su accionar, y considerar su conducta moral, como dice la Biblia “no avaro, no codicioso, no un borracho, no un irresponsable, marido de una sola mujer etc.”
Este parámetro de juzgar a los políticos en su “hoja de vida” es aplicable también a los líderes religiosos, y a todos los que aspiran a cualquier puesto laboral. Las enseñanzas Bíblicas determinan que todos nosotros debemos presentarnos ante el mundo, teniendo un buen testimonio, para no caer en descredito, ni en lazo del diablo (1 Timoteo 3:7). Jesucristo nos ordenó no juzgar según la apariencia, sino con justo juicio (Juan 7:24). Esto envuelve, no dejarnos llevar por la simple propaganda publicitaria, sino por la realidad de su conducta moral y social.
Si no sabemos elegir a personas con buen testimonio, no podremos tener buenos líderes en todos los ámbitos de nuestra sociedad, y seguiremos de mal en peor. Recordemos que la corrupción es el producto de nuestra falta de sabiduría, al no analizar bien a las personas que elegimos, y dejarnos llevar por las apariencias y las falsas informaciones.
Tristemente en nuestros países la democracia parece estar enferma. Es por ello que hace necesario el comenzar a pasar por el laboratorio del juicio justo a los que serán nuestros líderes, y para ello, debemos estudiar detenidamente “la hoja de vida” de cada uno, para saber a qué atenernos si los elegimos y nos sometemos a ellos por elección democrática. Recordemos que el futuro está en mi voto, y en mi forma de razonar a cada individuo, al cual voy a dar una cuota de poder sobre mi vida, mi nación y nuestro futuro.


