«…porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo…» (2 Corintios 10:4)
I. INTRODUCCIÓN: Jesús -como hombre- utilizo armas espirituales para vencer al diablo, al mundo, y a Su propia concupiscencia. Por supuesto que para asegurar Su éxito, Jesús se capacitó:
- (a) en el conocimiento de cada una de las armas que el Padre le proveyó,
- (b) aprendió cómo usarlas,
- (c) supo cuándo ponerlas en acción, identificó las fuerzas enemigas contra las cuales blandearlas, y
- (d) confirmó el resultado que le dieron después de haberlas usado.
Yendo al grano, por favor notar que Jesús se las dejó a usted, para que imitándolo en todo, incluyendo el uso efectivo de las armas, (a) a la (d), usted pueda llegar a Su lado… al Reino eterno. Dice el Espíritu Santo a través de Pablo: Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo (1 Cor. 11:1).
Es importante, y debe comprender, que Jesús siempre tuvo éxito al usar sus armas espirituales. O sea que el resultado final, aunque algunos no le honraron, no le oyeron, lo insultaron y/o rechazaron, sus armas -siempre- le dieron la victoria, y en especial… en el momento de Su muerte. Y es que el éxito -en Cristo- no se define por las acciones de otros seres humanos, pues cada ser humano opera en su libre albedrio. O sea que aun con todo Su poder y Sus armas, el Padre celestial no manipuló la voluntad de los ángeles que se revelaron en su Reino, así como Jesús tampoco manipuló el libre albedrio de una sola persona. ¡No!. Dios jamás operará en contra de la voluntad humana…El así lo determinó antes de la creación.
Sin embargo, contrario a Jesús, el diablo sí busca la forma de manipular y alterar la voluntad del ser humano, y lo hace a su antojo, tentándolos… para lograr sus metas. Si, lo hace igualito a como lo hacen sus hijos… todo ser humano que no es de Cristo. O sea que según el apóstol Juan, todo ser humano que anda en pecado, dentro o fuera de las cuatro paredes de un templo, es hijo de su padre el diablo, y estará obrando como su padre… Es por eso que las armas espirituales que Jesús le dejo son de tanta importancia, en especial en los días en que vivimos… y usted debe conocerlas, cargarlas, saber usarlas, etc. De hecho, si no las sabe usar… capaz que está exponiendo su alma a perdición eterna.

