Lamentablemente esto también está pasando en la iglesia de hoy, podemos observar como ministros o servidores de Dios, han venido cediendo ante la astucia y el engaño de los políticos de turno, quienes sin ningún escrúpulo se dan a la tarea de hacer política aun desde los pulpitos, lo impresionante es que estos hombres son fieles a sus principios ideológicos, aferrados a un sistema donde impera la falacia y la demagogia, y con todo el cinismo mantienen una actitud egoísta y voraz, y lo único que hacen es prometer lo que desgraciadamente nunca podrán cumplir, sin embargo algunos de estos políticos hoy no solamente se paran en tribunas públicas, su astucia, y gracias al beneplácito de algunos hombres que tratando de agradarse a sí mismos y volverse piezas claves en el tablero del ajedrez político; no reparan ni vacilan en invitarlos y darles el pulpito, para que desde allí estos puedan alzar sus proclamas y discursos baratos que lo único que causan es repugnancia.

Pero es más repugnante observar el descaro y la avaricia que resalta en la persona de algunos líderes de la iglesia que ya no apuestan por un simple pastorado, pues al igual que en las instituciones del gobierno u otras entidades los ascensos y el escalar posiciones más altas también han venido ser parte del programa de la iglesia, pues aquí todos quieren subir, y colocarse en los pedestales más altos sin importar la vocación y el propósito por el cual fueron llamados, hoy lo que importa es que las ovejas sean trasquiladas y produzcan la lana suficiente, pues esto es lo que asegura una vida cómoda, sin embargo el proceso de nutrir y alimentar estas ovejas ya no es tarea noble de aquellos que lo único que desean es estar en la lista de los nobles o aparecer en las páginas de sociales.