Los Estados Unidos de Norteamérica financiaron por medio de la cuenta del milenio la ampliación de la carreta que conduce de Tegucigalpa a San Pedro Sula, haciendo una inversión millonaria, para beneficiar al pueblo hondureño. Por otro lado, en el impuesto a los combustible, se saca una parte para la infraestructura vial. Hoy, ante el asombro de todos, vemos como una organización de maletín se toma el derecho de proponer en el Congreso el cobro de un peaje de casi un dólar, por circular en esa carretera, donada por el gobierno de los Estados Unidos y una pequeña inversión del Estado de Honduras. En otras palabras, una empresa privada explotara, para beneficio propio, lo que el pueblo norteamericano le donó al gobierno de Honduras, con el cuento de dar mantenimiento, lo que a toda vista es un descaro. Tendríamos que saber los nombres de los que están detrás de esta empresa de maletín.
Lo que no me explico es como el Congreso aprobó esa concesión tan onerosa. Solo cabe una explicación, o han sido engañados, cosa que dudo, o hay movida para la explotación privada del peaje de esta corretera, la cual no le costó nada a la empresa en mención. Lo primero que debo señalar es que cualquier empresa que invierta en hacer una carretera de cuatro vías, debe primero invertir y hacerla, para después iniciar la recuperación de su inversión mediante el peaje, lo cual es lógico, pero no se puede, ni debe cobrar, por algo que no hizo, y en lo cual no invirtió nada, porque tal cobro seria un descaro.
Ahora bien, si en algún momento se hace una carretera expresa, para circulación rápida, y por circular en ella hay que pagar un peaje, el Estado está en la obligación de tener rutas alterna, aunque sea de una vida, para aquellos que no deseen o no puedan pagar. Sin embargo, en el tramo Tegucigalpa-San Pedro no existe ninguna vía alterna, por lo que la paga del peaje se convierte en una obligación para todos, algo semejante a un impuesto impositivo para beneficio de un ente privado y extranjero, atentando contra la libertad de la libre circulación gratuitamente. Es una lástima que el Congreso acepte tan ignominioso convenio. Considero que si esta empresa privada hacen algo nuevo, entonces si tienen derecho a recuperar su inversión mediante el pago de peaje, y en tal caso apruebo dicho convenio, pero cobrar por algo que no han hecho, esto no tiene nombre. En último caso debería ser el Estado cobrar un peaje de algo que es suyo para dar mantenimiento.
Espero que el Señor Presidente Porfirio Lobo analice bien este convenio, y lo devuelva al congreso, vetándolo, y determinando que solo se podrá cobrar el peaje en donde ellos construyan una autovía, pero dejando siempre vías alternas. Es necesario que el donante, en este caso el Fondo del Milenio se pronuncie, porque ¿cómo es posible que ellos apoyan al gobierno para beneficiar al pueblo y después vienen unos a tomarse el derecho de cobrar por un trabajo financiado por otros? En tal casos, el donante debe establecer el criterio sobre aquello que donó. Al respecto el Gobierno de los Estados Unidos debe aclarar si es justificable tal peaje privado, porque ellos financiaron esa obra multimillonaria.
Además, es necesario que el pueblo se pronuncie, y no nos sigan tomando como tontos, para imponernos cobros que no se justifican, máxime cuando hay intereses extraños dentro de los mismos. Cuando hay injusticia y explotación, es un deber del profeta denunciarlo, aunque tal acción no sea del agrado de mucho. Digamos ¡NO! al peaje de Tegucigalpa a San Pedro Sula, porque es un abuso y un robo.
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