Mario  E. Fumero

En nuestro mundo de crisis de valores, llegara el momento que el derechos de los inmorales callara la voz de los honestos. En la medida que legalizamos lo inmoral, cualquier acción o comentario sobre conductas incorrectas nos pueden ocasionar problemas judiciales, por lo que llegara el momento que el derecho humano de expresarme libremente, según los artículos 72 y 77 de la Constitución de la República sean opacado por las leyes emitidas en relación a la protección a los grupos minoritarios que defienden conductas no correctas, por no decir anormales.

El derecho a proclamar una verdad Bíblica relacionada con el pecado puede ser considerado delito, lo que produce un choque entre derechos. O sea, que al denunciar conductas inmorales, atento contra grupos protegidos que defienden tales modelos de comportaminto, y por lo tanto, estoy expuesto a procesos judiciales por atentar contra el derecho de otro, anulando mi derecho a denunciare lo malo. Un ejemplo, que esta fuera del contexto nuestro, supongamos que legalizan las drogas, y yo la condenó, y los defensores del consumo, agrupados en organizaciones, me demandan por atentar contra el libre consumo de estupefaciente.

Aunque este no es el hecho que ocurre, uso esta comparación para no ser llevado a juicio, como ocurre con dos prominentes personalidades nacionales que cometieron el simple error de señalar como «anormal» la conducta de los movimientos lésbico-gay, y hoy están acusado ante la fiscalía de derechos humanos de discriminación por comportamientos sexuales El comentarista deportivo Salvador Nasralla y el pastor Evelio Reyes están en la mirilla de los movimientos gay por dar pronunciamiento contra los movimientos gay, y señalar talas conductas como «anormales»  algo que alegan es injusto. Es bueno aclarar que no debemos usar términos despectivo hacia ningún grupo con los cuales no compartamos ideas o conductas comunes[1], pero no se nos puede impedir comentar sobre conductas humanas, siempre y cuando no le faltemos el respeto a las personas con actitudes homofóbicas.

La Confraternidad Evangélica envío una nota a la fiscal Rosa Seaman aclarando el caso del pastor Evelio Reyes. Esto me recuerda el caso de un pastor en Suecia que predico contra los pecados contranaturales, y al señalar la homosexualidad, los grupos defensores de este gremio lo denunciaron y fue llevado preso por discriminación y mensajes homofóbicos. En el Estado de Ohio una iglesia tuvo que pagar una multa e indemnización a un grupo gay legalmente constituido por predicar un sermón contra este tipo de conducta. Esto motivo a las Asambleas de Dios recomendarle a los pastores que tuvieran cuidado como predicaban, y recomendó omitir algunos temas que aunque la Biblia los condena, la sociedad los legaliza.

Hoy no se puede condenar en algunos lugares el consumo de droga, ni tampoco el aborto criminal, ni las conductas homosexuales, ni la prostitución o la trata de blanca, porque una vez instituido estas conducta, el denunciarlo es ilegal. Llevara el momento que el pecado sea una cultura, y el predicar contra ello represente persecución. ¿Estaremos llegando a este extremo en Honduras?

Acepto que debemos respetar los grupos lésbico-gay en sus inclinaciones. Que no debemos marginarlos, perseguirlos, discriminarlos de la sociedad. Que debemos ser cauteloso cuando hablamos en público para no sembrar odio o rechazo a las personas por sus problemas, pero tampoco nos pueden obligar a aceptar como natural ciertos comportamientos sexuales que aunque es un derecho individual de cada persona, no se debe implantar como un modelo de cultura y de familia.

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