ANALISIS DE LA POLITICA Y LA IGLESIA

Mario  E. Fumero

Mario HablandoSe hace necesario establecer tres conceptos básicos que definan la posición de la iglesia cristiana frente al estado y a la política, principalmente en estos tiempos tormentosos, en donde algunos pastores, olvidando su llamamiento divino, tratan de enrolarse en los negocios de este siglo, sin dejar su función ministerial o usar a Dios para visiones comprometedoras con tendencias políticas.

El Estado es el territorio que identifica una nación y establece leyes y políticas para regular la convivencia ciudadana dentro de un régimen de derecho. En el Estado convergen todas las ideologías, creencias y costumbres dentro de un marco legal que regulan la libertad y los deberes del individuo. El diccionario define al Estado como: “denominación que reciben las entidades políticas soberanas sobre un determinado territorio, su conjunto de organizaciones de gobierno y, por extensión, su propio territorio”. Todos los que vivimos en un Estado, por ley, debemos respetar las autoridades establecidas (Romanos 13:1-5) y estas a su vez, deben de actuar con igualdad, sin discriminación de raza, sexo o religión.

La Política a su vez es el aglutinamiento de diferentes tendencias o ideologías dentro de un estado, que por medio electoral, buscan ejercer el gobierno para implementar su ideario político, el cual a su vez, debe estar sujeto a las normativas constitucionales y democráticas. El diccionario define el término política o político como: “Dicho de una persona que interviene en las cosas del gobierno y negocio del Estado”.

La política crea al político. Este busca llegar al poder del Estado para gobernar o legislar desde una perspectiva laica. Laico es el término que define a un estado neutral, en aquellos temas que no sean políticos. En otras palabras, un Estado sin vínculos o pactos religiosos con tal o cual corriente. Hay que tener cuidado, porque el Estado laico debe ser respetuoso de las creencias de sus súbditos, y tener valores, y no convertirse en un Estado profano, que irrespete los principios básicos de su herencia cristiana.

La Iglesia a su vez es el reino de Dios en la tierra y aunque influye  en el Estado y la política, sus aspiraciones van más allá de reinar aquí, porque su reino no es de este mundo (Juan 18:36) ya que Jesús enseño que no somos del mundo (Juan 17:16). La Iglesia es por lo tanto (como cuerpo de Cristo), apolítica, o sea, no tiene una definición teológica a favor o en contra de un partido o ideología, aunque sí define y señala los principios morales y éticos que deben regir, pero en todo partido político hay propuestas buenas y malas,  hombres buenos y malos.

Un Estado laico y una Iglesia apolítica da libertad a sus miembros para que se adhieran o  abrasen cualquier partido o ideología, siempre y cuando no nieguen la fe, ni vinculen lo bíblico con lo político, excepto en la moral y valores cristianos (su estilo de vida). Por otro lado, la Constitución de la Republica del 1982 establece este principio, tanto para el Estado, como para los que ejercen funciones religiosas. Al respecto la carta magna de Honduras dice en el artículo 77: “Se garantiza el ejercicio de todas las religiones y cultos sin preeminencia alguna, siempre que no contravengan la ley y el orden público” y después  afirma respecto a lo que ejercen funciones religiosas: “Los ministros de las diversas religiones no podrán ejercer cargos públicos, ni hacer ninguna forma de propaganda política, invocando motivos de religión…”.

Un ciudadano normal, aunque profese una determinada fe, puede aspirar a un puesto político siempre y cuando no politice la iglesia o no sacralice el estado con una determinada confesión. Si un pastor o ministro del evangelio desea entrar en política, deberá abdicar sus funciones ministeriales (no su fe), y actuar como civil, despojándose de la representación eclesial. Entonces podrá obrar como un ciudadano sin vínculos religiosos, por lo que sus acciones serán personales y no eclesiásticas, salvando así el testimonio y la neutralidad de la Iglesia. Entonces al gobernar, o legislar, lo hará para todos los ciudadanos, sin acepción de persona.

Es necesario tomar nota de esto, y entender que las acciones de un pastor o líder religioso en política pueden afectar a toda la iglesia evangélica. Entonces muchos podrán señalarnos como una iglesia alineada con tal o cual tendencia ideológica. La historia revela el peligro que ha causado al evangelio el alineamiento político de líderes religiosos, lo cual ha traído escándalo al evangelio.

Es lógico que ciertas posiciones públicas respecto a lo político limiten nuestras expresiones partidista, aunque sean revelaciones. Todos sabemos que los magistrados, militares y personas con cargo importantes, deben abstenerse de expresar inclinaciones políticas de forma pública. De igual forma, los pastores y sacerdote deben abstenerse de inmiscuirse en política, tomando partido.

¿Por qué debo abstenerme de hablar, si tengo derecho como ciudadano? Porque como ministro del evangelio la Palabra de Dios nos ordena mantener la unidad en el amor entre los hermanos (1 Corintios 16:14, Colosenses 3:14), y a no inmiscuirnos en los negocios de este siglo (2 Timoteo 2:4). Porque debemos, sobre todo, mantener la unidad de la Iglesia (Efesios 4:3), sabiendo que en lo ideológico secular hay muchos hermanos que tienen opiniones diferentes, y la iglesia debe prevalecer, predicar y orar por cualquier gobernante, sea quien sea el que gobierne. Eso lo enseño el Apóstol Pablo, pese a que en su época había una dictadura colonialista que dominaba el mundo (Roma). No aparece en el Nuevo Testamento ninguna declaración de los apóstoles relacionada con los gobierno terrenales y sus sistemas injustos. ¿Por qué? Porque la Iglesia era un reino dentro de otro reino (Juan 18:36).

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1 Response to ANALISIS DE LA POLITICA Y LA IGLESIA

  1. Avatar de cristiano cristiano dice:

    Ningún político es honesto, al menos en México, yo estuve en la política antes de ser alcanzado por la gracia de Cristo a pesar d ser pagano me gustaba la justicia pero al ver lo sucio q s allí pude comprobar q no se puede llegar a un cargo sin mancharse, por lo tanto ningún pastor o creyende debe inmscuirse en la política, si quiere agradar a Cristo. Amén

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