El aborto es una tendencia fuerte que arropa al mundo. Es un fenómeno social que debe ser considerado por la iglesia. ¿Saben Uds. que actualmente mueren en un año más niños abortados de forma criminal, que todos los muertos habidos en las dos últimas guerras mundiales que se dieron en el presente siglo XX?
Este horrendo genocidio infantil es una de las vergüenzas más grandes del mundo moderno, y todo por dar lugar a unos principios llamados “los derechos de la mujer”, el cual anula otro derecho “que es el de la vida”.
El aborto[1] puede ser natural o espontáneo, cuando por causas biológicas, y sin desearlo, la madre pierde a su hijo[2]. Tal situación, al ser involuntaria, se cataloga natural, pues no se usó ningún método externo para provocarlo, sino que hay una causa fisiológica. Actualmente se discute el uso de una pastilla abortiva, que interrumpe el embarazo una vez fecundado el feto. ¿Es esto un aborto? ¿Seria lógico imponer una moral por la ley y a fuerza, si las personas no quieren vivir conforme a la ley de Dios?
La moral no se impone, se vive por el principio del temor. Prohibir lo inmoral o pecaminoso no resuelve el problema, porque la acción se puede ejecutar de forma clandestina. Como cristianos debemos analizar el aborto inducido, practicado terapéuticamente, el cual es un crimen, porque interrumpe la maternidad, apelando a métodos destructivos para la criatura en los primeros meses de embarazo. Tanto la madre, como el médico que ejecuta el hecho, cometen un atentado cruento contra el mandamiento que dice, “NO MATARAS”. Las excusas que se esgrimen para su ejecución, en la mayoría de los casos, no tiene justificación. Se alega para ello un “embarazo no deseado”, “el no desear ser madre soltera”, “la falta de capacidad para ser madre”, “la vergüenza de una fornicación, y el rechazo familiar o social” etc. Algunas legislaciones dejan la puerta abierta para la ejecución del aborto por capricho de la madre, sin existir para ello causa lógica, y es ahí cuando aparece la pastilla abortiva.
En este aspecto, todas las iglesias evangélicas en un 98%. no aceptan este tipo de metodo, pero no podemos obligar a la gente a actual como cristianos temeroso si no quieren aceptarle. Creemos que la vida es don de Dios, y la maternidad un regalo maravilloso que debemos respetar (Salmo139:13.16). La ética cristiana condena cualquier acción arbitraría en situaciones de indefensión, lo cual se llama “genocidio infantil”.
La discrepancia teológica al uso de los métodos abortivo clínico o terapéutico, aparece en dos situaciones de excepciones, como son:
1º- Por cualquier situación de peligro en la madre, o que haya una deformación fetal. En tal caso, se deja al matrimonio en libertad de tomar una decisión, no considerándose condenable tal aborto en situaciones como éstas.
2º. En caso de violación sexual, siempre y cuando la violación haya sido ejecutada por la fuerza, y reportada inmediatamente de su ejecución, por lo que se actuará de forma inmediata. Aunque se deberá buscar otras opciones que no sean abortivas, como la adopción etc. debemos dejar el asunto a conciencia de la persona afectada.
Existe el peligro de tomar la violación como una excusa, y para evitar esto, se debe tomar en cuenta la denuncia inmediata. Debemos definir claramente que es “violación sexual” y en estos dos puntos no podemos ser dogmáticos. Aquí nos diferenciamos de la posición conservadora de la Iglesia Católica.
En cuanto al aborto, el sentir evangélico es el mismo de los católicos romanos[3], aunque en la planificación familiar sí tenemos grandes diferencias, ya que la iglesia católica solo acepta el método del ritmo como el único valedero, para regular la maternidad, y la mayoría de los evangélicos dan más libertad al respecto (son menos dogmáticos), dejando éste tema a la conciencia de la pareja, pero estableciendo el criterio de que cualquier método que atente contra la salud o la integridad física de la madre, o la criatura en formación, debe de ser rechazado y condenado, ya que somos templos del Espíritu Santo (2 Cor 3: 16’17, 6:16.). Creemos que desde el momento en que una criatura es concebida, ya forma parte del plan de Dios[4]. Nadie debe talar el derecho a nacer. Dice la Palabra: “Vino pues, palabra de Jehová a mí, diciendo: antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieras te santifiqué, te di por profeta a la naciones” Jeremías 1:4-5. Cuando nacemos formamos parte del plan de Dios, y nadie debe alterar este destino, tan solo el creador puede dar y quitar la vida.
mariofumero@hotmail.com
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[1] – Aborto: Acción de expulsar un feto. “Océano Uno Color” Diccionario enciclopédico.
[2] – Se calcula que el 25% de los abortos son espontáneos.
[3] – Dice el “Catecismo de la Iglesia Católica” < La vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de la concepción> Página 624, Inc 2270. Editorial Image Doubleday, Ney York, 1995.
[4] – Sexo: Lo que debe saber todo joven,,,” Roberto K. Vargas. Sendas de Vida Publicaciones, Co. , 1997.


