LA HOMESEXUALIDAD EN COLOLMBIA
POR Mario Cely Q. (Cecilia Álvarez y Gina Parody)
Ahora que la homosexualidad femenina hizo público su lesbianismo en el gabinete de ministros del presidente Juan Manuel Santos, al igual que antes lo había sido la homosexualidad masculina, es hora de averiguar por qué ocurren estas cosas.
Sea esta la oportunidad para también llamar la atención del periodista y sociólogo Alfredo Molano, y ahora miembro de la comisión de 12 historiadores del gobierno y las FARC que van a presentar a la mesa de negociaciones en la Habana, Cuba, su visión del conflicto, que dice: “Lo que más me atrae en ese gabinete es el matrimonio de Gina y Cecilia. Que un par de mujeres lesbianas tengan una relación estable y estén dentro el gabinete es un golpe al procurador”. http://www.semana.com/nacion/articulo/cecilia-alvarez-gina-parody-exigen-respeto-su-privacidad-pregunta-semana/400761-3
Realmente, señor Molano, ¿usted cree que se trata de un golpe contra el Procurador General de la Nación? No, nos quiera engañar, señor Molano. “Es un golpe contra la moral, la moral bíblica, divina y cristiana”. Aquella moral que todavía algo retiene el hombre en su razón y en su conciencia.
| Hasta hace poco la gran mayoría de las naciones occidentales aceptaban que eran una herencia y continuación de la cristiandad medieval. Es decir que como entidades políticas, sociales e institucionales, mantenían unos ideales y designios para la vida de forma corporativa y de claro signo cristiano. Había por lo menos una memoria de los hechos históricos, doctrinales y ético-morales de la Biblia en estos países, tanto del lado protestante como del lado católico-romano, aunque de este último, a la distancia. Pero ahora, estos ideales que fueron los que configuraron la noción actual de la democracia han sido desplazados en gran medida por el Estado secular. Se trata de una comunidad que carece oficialmente de religión o de ideología, y que hace de todo lo sagrado algo mundano y con valor relativo. Y añadamos a esto, la extensión al máximo de una libertad arbitraria y de indiferencia total de cada individuo a fin de ir en pos de cualquier interés religioso, de fabricar un dios y criterios morales a su gusto con tal que satisfaga sus caprichos. Este es el estilo con que se presentó al mundo la llamada Nueva Era de Acuario (New Age), donde cada uno define su propia moralidad. |
En Colombia y América Latina, el cambio se está produciendo de forma gradual en comparación con el mundo protestante occidental que entró en crisis moral luego de la Segunda Guerra Mundial acelerando así las distintas nociones del secularismo. En Colombia el asunto del homosexualismo masculino y femenino en las altas esferas sociales y en los distintos gobiernos desde hace 20 años atrás venía siendo enmascarado. Pero no solo de este grupo, sino de heterosexuales que también hicieron del sexo su dios y su único mundo cayendo igualmente en el mismo abismo del sinsentido existencial.
Pero aquí es importante dejar las cosas claras. La civilización que hemos conocido con su preocupación por la salud, bienestar y dignidad del individuo, la integridad en la administración pública y la familia, en la cual la mujer es honrada y los derechos de los hijos reconocidos, es un producto distintivamente cristiano.
Ahora bien, lo que ocurre hoy (septiembre de 2014) con las parejas de ministras lesbianas (Gina Parody y Cecilia Álvarez Correa) ubicadas en el gobierno del presidente Santos, así como las parejas gay que antes legislaron y otras que hoy legislan en nuestro nuevo Congreso de la República (Claudia López y Angélica Lozano), son el resultado de esta acelerada carrera del secularismo en nuestro contexto social y cultural latinoamericano. Estas mujeres lesbianas, cuyo goce sexual no es natural, como tampoco el de las parejas de hombres homosexuales –con mayores riesgos para la salud de ellos debido a la anormal inserción de pene-ano y ano-pene— para tratar de encontrar sentido al “amor eros” y al “amor divino”, es sumamente peligroso para la sociedad y para cada individuo. Cuando la ministra de transporte Cecilia Álvarez y de Educación, Gina Parody, piden que “se les juzgue sólo por su trabajo” más no por su vida sentimental de pareja, lo que están haciendo es una separación radical de las raíces históricas cristianas, relegando esa maravillosa fe al olvido. La razón es que muchos, siguiendo ciegamente el secularismo, han creído que la fe bíblica, la ley moral de Dios o Diez Mandamientos, ya no son una base viable para la vida personal y para la comunidad. Todo debe quedar definido por la ley del amor –alegan algunos— pero, ¿cómo se puede amar si no es por medio de la ley y de la verdad? El amor sin la ley moral de la verdad es hedonismo, libertinaje y caos. El amor necesita la ley como sus propios ojos. ¡Sólo mirando la ley de Dios podemos saber si nuestro amor realmente es correcto, verdadero, sin engaño! Ya que si hasta ahora, ningún amor humano ha satisfecho el alma, ¿por qué no probar el amor de Dios? ¡Atrévete a descubrirlo!
Sin embargo, abiertamente, Dios, en su infalible Palabra, sigue diciendo a las lesbianas y homosexuales que sus relaciones son inmorales y que no tienen su aprobación. No importa que hoy la “Teología Gay” haya reinterpretado aquellos textos bíblicos donde ocurre dicha desaprobación. Es bueno anotar que muchas de estas personas que declaran a los cuatro vientos su preferencia y amoríos homosexuales y lésbicos, poseen buenos dones y ventajas apreciables, producto de la gracia común de Dios, y aunque alejados del Señor, todavía tienen oportunidad para la “conversión” a Dios y su precioso sistema Ley-Evangelio, que en verdad libera y hace libres a los que estudian racionalmente su profundo y bello significado. Jesucristo dijo: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (Juan 8:31, 36).
Ningún amor humano puede llenar el alma vacía de Dios; sólo Dios mismo puede hacerlo. Estimadas doctoras y doctores que tomaron la equivocada senda del homosexualismo, permítanme esta pregunta: ¿No es un mito, creer acaso, que sus actos privados no tendrán consecuencias lamentables para ustedes mismos, para nuestra sociedad, y eternamente delante del Dador de la Ley divina? Leamos las palabras de san Pablo:
“Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne” (Romanos 13:11-14).
¡Despiértate tú que duermes, y te alumbrará Cristo! (Efesios 5:14).
Mario Cely Q.
Teólogo y Antropólogo Cultural
Unidos Contra la Apostasía 