Por David Murray
“Dios puede hacerte feliz en cualquier circunstancia. Sin él nada puede. «Andrew Bonar».
Hay dos cosas difíciles de creer en esta cita. La primera es que Dios puede hacerte feliz en cualquier circunstancia. El segundo es la afirmación de que sin Dios, nada puede hacerte feliz.
Quiero aprovechar la «más fácil» de estas dificultades en primer lugar, que es la segunda: «Sin Dios, nada puede hacerte feliz.»
SIN DIOS, NO HAY FELICIDAD
Esto no significa que usted no puede tener ninguna felicidad sin Dios. Puede, pero es demasiado superficial y demasiado breve para satisfacer realmente, para merecer realmente el nombre de «felicidad».
Claro, usted puede tener algunos momentos de felicidad en un partido de fútbol – hasta que pierden. Usted puede tener unas horas de felicidad en una fiesta – hasta que despierta al día siguiente. Usted puede tener unos días de felicidad con su nuevo coche – hasta el primer rasguño, o hasta que el vecino consiga uno aún mejor.
Debido a que estas felicidades son separadas de la fuente de toda felicidad, no pueden profundizar o durar mucho tiempo. Si usted duda eso, lea Eclesiastés.
CON DIOS, TODOS CONTENTOS
“Dios puede hacerte feliz en cualquier circunstancia.” Esto es aún más difícil de creer. Pero vamos a calificar un poco. Bonar no está diciendo que en medio de las providencias más dolorosas – como un diagnóstico de cáncer o en un luto – podemos esperar que los cristianos sean inmediatamente llenos de alegría.
De ningún modo; los cristianos lloran y se entristecen también. Sin embargo, el cristiana lucha contra esa tristeza por la fe, y poco a poco y gradualmente comienza a ganar la victoria, al ver la buena mano de Dios, para sentir el amor del Padre, para experimentar la simpatía del Salvador, y para disfrutar del consuelo del Espíritu.
Mientras la fe se fortalece, lo mismo ocurre con el gozo, de manera que incluso en providencias duras hay una alegría profunda y estable y sustancial. No elimina el dolor, pero lo compensa y es de esperar, con el tiempo, incluso lo supera.
“…pues he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación.” (Filipenses 4:11).


Creo que la palabra más indicada sería gozo, pues creo que la felicidad es simplemente un estado de ánimo dependiente de las emociones, o sea, depende de las circunstancias por las que estemos pasando. No toda la vida vamos a estar felices ni tampoco el Salvador vino a traer la felicidad eterna a nuestras vidas, sino el gozo de la fe que es mucho más intenso, es simplemente abandonarse en brazos de Cristo Jesús dejando que sus méritos y su sangre preciosa derramada en la cruz sea todo de lo que dependamos para escapar de la ira venidera, es la seguridad de la salvación que tenemos en Él por la fe y que a pesar de las pruebas y las persecuciones, el gozo nunca se apaga y aunque tristes y afligidos estemos, la paz de Dios inunda nuestros corazones junto al gozo que reconforta. La promesa de una vida feliz y próspera al lado del Salvador es un mensaje que esconde la verdad de la vida cristiana y que desde siempre ha sido un mito ahora muy extendido con el auge de los falsos evangelios apóstatas, no busquemos la felcidad sino el gozo y la paz que trae el Salvador, su muerte en la cruz y su resurección, con la promesa de la vida eterna y gozo infinitos a los que perseveren en Él.
Bendiciones en Cristo.