Angel Bea
La maldad es grande en muchos lugares de este mundo. Mientras, en la sede de las Naciones Unidas se reúnen para hacer grandes declaraciones sobre los «Derechos Humanos», señalar días «de la mujer», «del niño»… etc., y así hasta rellenar gran parte del calendario anual. Qué bien se queda ante la galería haciendo esas declaraciones y pretendiendo ser guardianes de aquello que confiesan de boquilla.
Miles de funcionarios con sueldos astronómicos y, cómo no: dietas y todo cuanto lo que sea necesario. En fin, digámoslo claro: Hacer como se que se hace algo, pero sin hacer nada que realmente tenga valor para detener estas masacres que, todo pinta, serán más frecuentes en un futuro próximo. Eso sin contar la guerra de Siria y todo lo que está pasando con ese maléfico y oscuro ejército terrorista del «estado islámico». Sin embargo, esto parece que nos coge un poco lejos.
Pero, ¿qué se puede esperar de un organismo que está compuesto por naciones que en su mayoría no respetan los derechos humanos? Recuerdo que en los años sesenta del siglo pasado, a España no la dejaban ser miembro de las Naciones Unidas porque no era un país democrático. Ahora, la mayoría de los países que la componen, ni son democráticos ni tienen deseo alguno ni, por tanto, perspectivas de llegar a serlo. (¡Ironías de la vida!) Sin embargo, son los que pretenden… ¡Nada!. Esa es la realidad.
Luego, las «primaveras árabes» se han convertido en «fríos inviernos» peores que los «inviernos» que se llevaron por delante. Pero hubo ingenuos que se lo creyeron. Como siempre, son los que confunden sus «buenos deseos» con una realidad que no son capaces de percibir/discernir. Así que con los políticos de allí y de aquí, así nos va; y así nos irá. Sin dudarlo ni un ápice.
Lo que podamos hacer, hagámoslo. Firmemos donde haya que firmar; oremos en el sentido que seamos guiados por el Espíritu de Dios; demos ejemplo con nuestras palabras y con nuestras obras de qué parte estamos en el lugar que nos ha tocado vivir. Aunque mucho nos tememos que «la maldad es grande en la tierra» y que los malos seguirán en su maldad y nadie les convencerá de su mal. Y si no se arrepienten de su maldad, sólo les espera el juicio divino y la condenación eterna (Judas 14-15). De eso, tampoco nos cabe la menor duda.


LO QUE SE APLICÓ AL MUNDO FUNCIONA AL 100% Y CASI MEJOR EN LA IGLESIA http://www.tesoroscristianos.net/section-blog/1-latest-news/763-manipulacion
NADA NUEVO BAJO EL SOL