«Hachiko» asi se llamaba un perro que existió ya hace muchos años, con el pasar del tiempo, su historia ha conmocionado a muchos, ha brindado ejemplo de un buen perro y fiel a su amo.
Incluso hoy por hoy en un país asiático existe un estatua de este fiel perro que se convirtió en toda una leyenda.
Hachikō nació en una granja cerca de la ciudad de Odate, en la Prefectura de Akita1 A principios de 1924, fue regalado a Eisaburō Ueno, profesor del Departamento de Agricultura en la Universidad de Tokio, a raíz de la muerte de una perra anterior, que les fue muy triste. No quería conservarlo, pero su hija adolescente insistió. Hachikō fue enviado dentro de una caja desde la prefectura de Akita hasta la estación de Shibuya (un viaje de dos días en un vagón de equipaje). Cuando los sirvientes del profesor lo fueron a retirar, creyeron que el perro estaba muerto.
Sin embargo, cuando llegaron a la casa, el profesor le acercó al perro una fuente con leche y este se reanimó. El profesor lo recogió en su regazo y notó que las patas delanteras estaban levemente desviadas, por lo que decidió llamarlo Hachi (‘ocho’ en japonés), por la similitud con el kanji (letra japonesa) que sirve para representar al número ocho (八).
La hija del profesor abandonó la casa paterna al quedar embarazada y casarse, para irse a vivir a la casa paterna de su esposo. El profesor pensó en regalar a Hachi, pero pronto se encariñó con el perro, que lo adoraba enérgicamente.
El perro lo acompañaba a la estación para despedirse allí todos los días cuando su dueño iba al trabajo, y al final del día volvía a la estación a recibirlo. Esta rutina, que pasó a formar parte de la vida de ambos, no fue inadvertida ni por las personas que transitaban por el lugar ni por los dueños de los comercios de los alrededores.
El 8 de marzo de 1935, Hachikō fue encontrado muerto frente a la estación de Shibuya, tras esperar infructuosamente a su amo durante diez años.1 Al lado de la tumba del profesor Ueno, en el Cementerio de Aoyama, Minmi-Aoyama, Minato-Ku, Tokio se construyó un monolito con su nombre.
Cuando se le hizo una necropsia (para realizar su taxidermia) en su estómago se encontraron cuatro varitas utilizadas para los yakitori (pinchos o brochetas de pollo ensartado), pero estas varitas no habían dañado la mucosa del estómago, por lo que no fueron la causa de su muerte. Las causas de la muerte de Hachiko se consideraron desconocidas, hasta que en marzo de 2011 se determinaron definitivamente: el perro había sufrido un cáncer terminal y una filariasis (infección de gusanos) en el corazón.1
El cuerpo de Hachikō fue disecado y guardado en el Museo de Ciencias Naturales del distrito de Ueno (Tokio).3 Nueve años después (1944) ―en el marco de la Segunda Guerra Mundial―, la estatua de bronce de Hachikō se tuvo que fundir para fabricar armas. Pero en agosto de 1947 ―dos años después de la finalización de la guerra―, se erigió otra estatua de bronce, que aún permanece y es un lugar de encuentro extremadamente popular, tanto que en ocasiones la aglomeración de gente dificulta el encuentro.
El 8 de marzo de cada año se conmemora a Hachikō en la plaza frente a la estación de trenes de Shibuya.1 También hay una estatua similar delante de la estación de trenes de la ciudad de Odate (en cuyas cercanías nació Hachiko).
- Hachikō
- Sobrenombre Hachi
- Especie de perro
- Raza Akita Inu
- Sexo Masculino
- Nacimiento 10 de noviembre de 1923
- Cerca de la ciudad de Ōdate, prefectura de Akita
- Muerte 8 de marzo de 1935 (11 años) Shibuya, Tokio
- Conocido por Esperar el regreso de su dueño muerto durante diez años.
- Premios Estatua de bronce enfrente de la estación de tren de Shibuya, Tokio.
- Propietario Eisaburō Ueno
- Apariencia Pelo marrón dorado claro y blanco melocotón en la parte superior de la cara.
Vídeo de la película completa:

