Hace algún tiempo estaba realizando algunas gestiones personales y mientras estaba solicitando el padrón para un familiar cercano, la maquina rechazo la operación por un supuesto error en el documento de identidad de la persona en cuestión, señalando error en la fecha de caducidad, la fecha era el año 9999, y esto me hizo pensar en el mundo del futuro.

El calendario cristiano nos habla de poco más de dos mil años y según fechas anteriores, en el calendario judío se nos habla de aproximadamente casi seis mil años de historia y de un modo parecido el calendario chino y otras culturas ancestrales. Se imaginan según el calendario gregoriano (que es el nuestro) que el mundo o más bien la civilización humana alcanzara a sobrevivir a sus propios peligros ocho mil años más. Solamente desde la lógica humana, con lo cada vez más auto destructivos que somos, no es del todo creíble.

Pero según las señales de los tiempos proféticos del fin, todo nos indica sobre la cercanía de algunos desenlaces que provocaran un nuevo y sorprendente escenario mundial. Y estaremos acercándonos a lo que los mismos evangelios nos recuerdan, sobre una señal muy interesante y es que este mismo Evangelio del Reino será predicado a todas las naciones en esa misma generación y coincidiendo con la semana setenta del profeta Daniel y en consonancia con eventos preconizados por el Apocalipsis de Juan, estaremos llegando al fin de todas las historias de la humanidad. Y ese tiempo no está muy lejos de nosotros (por las Escrituras tenemos una visión panorámica del cuadro profético completo, que ni siquiera Pablo pudo recibir en toda su extensión) Pero lo grandioso de lo que estoy diciendo, es el recordarnos a nosotros mismos, que Cristo Viene Pronto, muy pronto y los que hemos creído sinceramente en El, tendremos la dicha eterna de Vivir en los Cielos Nuevos y en la Tierra Nueva, donde mora la justicia perfecta y donde el mismo Señor Dios será quien ilumine con su poderosa Luz ese Mundo Nuevo…y a partir de entonces, estaremos para siempre con el Señor; ¡¡Aleluya!!