Ronerd Zaldaña
Según la evidencia científica, las emociones negativas, entre ellas la depresión, la hostilidad, la ansiedad y el enojo, aumentan el riesgo de enfermedad cardiovascular, como el ataque e infarto al corazón. Con base en esto, a unos investigadores en Nova Scotia, Canadá, les surgió la inquietud si las emociones positivas podían tener el efecto contrario: proteger contra estas enfermedades. Según los resultados, se cree que los rasgos de una personalidad positiva, como la felicidad, la satisfacción, la buena actitud, el optimismo y el entusiasmo, pueden contribuir a la disminución del riesgo cardiovascular.
Luego de tomar en consideración los factores de riesgo de enfermedad cardiovascular, los investigadores determinaron que las personas contentas tenían 22% menos riesgo de desarrollar enfermedades del corazón durante los siguientes 10 años de seguimiento del estudio, en comparación con las personas clasificadas a la mitad de la escala de emociones negativas. También se determinó que las personas con mayores emociones negativas tenían el mayor riesgo de su desarrollo y las personas con mayores emociones positivas, el menor. Cabe mencionar que estos resultados no son concluyentes y se requiere de más estudios para concluir que la felicidad protege el corazón. Sin embargo, algunas de las posibles explicaciones del por qué un corazón contento es un corazón saludable son:
Estilos de vida más Saludables
Las personas felices tienden a tener vidas saludables. Esto incluye que tienen mejores hábitos alimenticios, realizan más ejercicio, duermen mejor, controlan más el estrés y fuman menos. Todo esto contribuye a reducir el riesgo de enfermedades del corazón.
EFECTOS FISIOLÓGICOS
La felicidad puede contribuir a cambios químicos sanguíneos positivos, entre ellos la reducción de hormonas del estrés, lo cual es beneficioso para el corazón.
INFLUENCIA GENÉTICA
Es posible que las personas predispuestas a la felicidad también estén predispuestas a tener menos ataques al corazón.
Lo que recomendamos los expertos es que todos los días se dedique al menos 20 minutos a una actividad que promueva el BIENESTAR TOTAL y que ayude a la relajación. Además de esto, se recomienda la práctica regular de actividades que disminuyan la ansiedad social, como por ejemplo: expresión de gratitud, práctica del perdón, ser optimista, disfrutar de los eventos alegres y realizar actos frecuentes de bondad y amabilidad.


Esto me hace recordar a el verso: Filipenses 4:6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Dios los bendiga,gracias.