Hondura vive un momento difícil en donde el caos, acumulado a través de los años, hace que algunas áreas del país sean casi ingobernables. Hay dos aspectos preocupantes en la realidad actual, como es el desorden en el tráfico vial, y el caos en el transporte público, en donde casi parece imposible que se pueda poner orden.
Por muchos años se ha descuidado el cumplimiento de las en leyes en muchos aspectos de la sociedad, y como es lógico, al tratar de poner orden en el caos aparecen reacciones de resistencia, que se oponen al mismo, porque cuando se vive en desorden, el precio que hay que pagar por el orden es muy alto.
Pero definamos que significa la palabra caos: El diccionario lo define como «Desorden o confusión muy grandes en un conjunto de cosas, una situación, un asunto, un lugar o una colectividad». Simplificándolo indica desorden y descontrol, dando sentido al concepto de que nada está en el orden correcto. El caos aparece cuando se violan las leyes más elementales, ya sean físicas, sociales, morales o biológicas. Sólo se puede prevenir el caos cuando aprendemos a vivir dentro de un orden establecido, y para ello es necesario que haya normas claras y responsabilidad en aquellos que las deben ejecutar o cumplir.
Cuando se vive en caos, debido a que no ha habido leyes o voluntad política para establecer un orden dentro de la sociedad, el tratar de poner orden después de mucho tiempo se vuelve complejo y difícil, y muchas veces es una misión imposible. ¿Qué es más fácil, ordenar un archivo de expedientes, o desordenarlo? Se puede tomar mucho tiempo y días en ordenarlo, pero en 30 segundos se puede desordenar los mismos, por lo cual, tendremos que emplear mucho tiempo en volverlo a ordenar, y posiblemente, nunca quedará como originalmente estaba.
El caos jurídico existente en nuestro país es producto de la corrupción y el deterioro social, económico y político que ha vivido la nación por décadas. Cuando el sistema es caótico, prevalece la fuerza, la politiquería corrupta y el poder económico, por lo cual, comenzamos a vivir bajo la ley del más fuerte.
El caos genera desorden económico, jurídico y social. Es indudable que una de las áreas más conflictiva que actualmente enfrenta el gobierno es el caos del transporte público, al igual que el sistema de tráfico el cual están colapsado. Este rublo ha sido por décadas descuidado, y aunque se lucha por poner orden dentro de estos sistemas, la misión de ordenar ambos esquemas se vuelve casi imposible, porque los males endémicos no se pueden corregir fácilmente, ni en corto plazo.
¿Cuál es la causa que origina esta situación? Nace de la falta de integridad en los que han gobernado el país, así como del desconocimiento de las leyes, las cuales se burlan arbitrariamente. Esto lleva a que la desobediencia a las normas más elementales de la disciplina sea costumbre. Es el productor del soborno y tráfico de influencias, que hace en que todo se resuelva por los caminos de la ilegalidad y la politiquería. No cabe duda que lo que está ocurriendo en el transporte es los efectos de una corrupción acumulativa que ha producido el origen de mafias que defienden sus intereses acudiendo incluso al sicariato, extorsión y chantaje.
¿Podrá el gobierno de Honduras poner orden en el transporte, sin que la corrupción dominante intervenga? ¿Podrá la dirección de tránsito evitar el desorden causado por los transportistas, cuando no respetan las normas de tráfico? ¿Puede el cambio de nombre de los organismos que rigen ciertas áreas de la sociedad resolver los problemas endémicos y caóticos que vive la nación? Los cambios de imagen no pueden cambiar el fondo del problema. Más que un nombre, lo que se necesita es la implementación de las leyes y la importancia del fondo, obviando la forma. El tiempo nos dará la respuesta.
mariofumero@hotmail.com
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definitivamente no es tan determinante ser profeta para predecir las consecuencias del caos que hoy vivimos, en la diferentes instituciones designadas para poner el orden correspondiente, nuetro pais cuenta con mucha gente noble pero unos pocos, indiferentes que no cumplieron con su legitima derecho de poner orden, hoy nos toca enfrentar esta insertidumbre deficil de diagnosticar, acertadamente..