“Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas” Santiago 2:1
Nuestra sociedad está dividida en castas, pobres, ricos, negros, blancos, liberales, conservadores, sabios, necios etc. Cada vez la raza humana se divide, y como consecuencia de ello, se discrimina y se hace acepción de personas.
¿Que quiere decir Santiago cuando dice que nos conduzcamos sin “acepción de personas”?. Está estableciendo el criterio de la “no discriminación”, con lo cual cumplimos el mandato de Jesucristo que “no juzguemos a las personas según la apariencia, sino con justo juicio” (Juan 7:24). Tristemente somos propenso a discriminar a las personas por su apariencia, situación económica u origen de procedencia. Tales conductas son contrarias a las enseñanzas del Evangelio.
Hoy día vemos iglesias para ricos e iglesias para pobres. Muchos cristianos, que dicen ser salvos, miran con desprecios a aquellos que están perdidos y hundidos en la miseria y la delincuencia. Tristemente tenemos un doble discurso, predicamos un amor incondicional, y segregamos a los que no proceden de nuestra casta social. Muchos líderes religiosos van detrás de aquellos que tienen dinero, despreciando al que no tiene nada. Se olvidan del pobre y necesitado, para ir detrás del poderoso y hacendado. Estas conductas dentro de la iglesia hacen en escarnio a los principios del evangelio, principalmente de las enseñanzas de Santiago en el capítulo 2.
No valemos por lo que tenemos o sabemos, ni por la raza o nacionalidad, sino por lo que Cristo a hecho en la cruz del Calvario, porque para Dios todos somos iguales, y no nos juzgar por lo que aparentamos, sino por la forma en que vivimos.


