Mario E. Fumero
“Que con mansedumbre corrija a los que se opone, por sí quizás Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad” 2 Timoteo 2:25
Uno de los grandes problemas de la sociedad moderna es el abuso de autoridad. Esto ocurre en diversas dimensiones, tanto a nivel del hogar como del estado e incluso en la iglesia cristiana.
El abusar cuando se tiene el poder es uno de los males más comunes en la sociedad moderna. El bowling se ha convertido en un serio problema social, pero a mí no me preocupa tanto lo que ocurre en el mundo secular respecto al abuso de autoridad, sino al hecho de ver a pastores y líderes religiosos, que tomando la Palabra del Señor, practican “la tiranía de los Santos”, sometiendo al rebaño del Señor a servidumbre y actitudes incorrectas que van desde las amenazas, hasta el chantaje mercantil.
La Palabra de Dios demanda mansedumbre, aun con aquellos que actuando mal, y no forman parte de la iglesia, son exhortados. Es bueno aclarar que la mansedumbre no significa tolerancia extrema, sino condescendencia, o sea, tratar de llevar a las personas a la verdad por medio del camino del amor. Se puede decir la verdad sin ofender, y se puede llevar a los que se apartan del camino, a la senda recta con una ante una actitud condescendiente y amorosa. El evangelio no es una imposición, y el ministerio no es una dictadura. Ser firme no significa ser déspota. Debemos tratar a las personas con autoridad espiritual, pero respetando su dignidad, y mediante la aplicación del amor, corregir sus defectos. Recordemos las palabras de Jesús respecto a la conducta que los líderes deben tener con el rebaño. Él dijo “el buen pastor su entidad para por las ovejas” (Juan 10:11) y las ovejas le siguen porque al pastor debe tener dos cualidades de; ser amoroso y misericordioso con aquellos que no actúan correctamente.

