Mario E. Fumero
“… Después de estas cosas, designó el Señor también a otros setenta, a quien envió de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir” Lucas 10:1
Cuando una persona ejerce la autoridad sin compartir la misma como otros, corre el riesgo de volverse autoritario. Fue por esta razón que encontramos entre los principios del evangelio, el fundamento “DE DOS”. ¿Qué significa esto del fundamento de dos? En que Jesucristo siempre envío a sus discípulos de dos en dos, para evitar el poder absoluto. Cuando en los Hechos de los Apóstoles se establecieron iglesias, tanto el apóstol Pedro como Pablo, dejaron al frente de las mismas no a un hombre absoluto, sino a varios ancianos o pastores (Hechos 14:23, 1 Pedro 5:1), porque este principio reino desde la época en que Moisés salió de Egipto, y estableció doce ancianos que eran representante cada uno de las doce tribus y así se juzgaban todos los asuntos.
Uno de los mayores males que la iglesia evangélica moderna es el despotismo ejercido por un pastor, que tomando título de apóstol, ejerce un poder absoluto sobre la iglesia, incluso en lo administrativo. En la Biblia se enseña que mientras los ancianos, o pastores, enseñaban la Palabra de Dios, un grupo selecto, llamados diáconos, administraban todo lo que tenía que ver con los recursos materiales y necesidades de la comunidad (Hechos 6:1-7). Biblia enseña que en la multitud el consejo está la sabiduría, y ningún hombre por más espiritual o iluminado que sea, debe ejercer sobre la iglesia el poder absoluto, porqué cuando esto ocurre, el sistema se corrompe (Proverbio 11:14).

