Mario E. Fumero

Romanos 8:35 «¿Quién nos apartará del amor de Cristo? tribulación? ó angustia? ó persecución? ó hambre? ó desnudez? ó peligro? ó cuchillo?«

Quienes tienen una convicción, poseen razones o creencias que le permiten sostener un determinado pensamiento, discurso o acción en cualquier momento o situación de su vida, sin claudicar de lo que cree. La convicción va mas allá de las emociones porque estas son pasajera. Se fundamenta en experiencias y persisten aunque todo lo que nos ocurra sea adverso. Es por ello que San Pablo declaró con  firmeza  la convicción de su fe con una preguntar; ¿Quién nos apartará del amor de Cristo?, y después da una lista de hechos adversos que puede hacer claudicar a cualquiera que no tenga convicciones firmes en el Señor.

Las emociones se alimentan con ofertas, espectáculos, falsas promesas, pero la convicción se alimenta de la Palabra de Dios y de una profunda experiencia con el Espíritu Santo, de manera que cuando vivimos seguro de lo que creemos, nada ni nadie nos apartara del amor de Cristo.