Mario E. Fumero
Número 11:16 «Entonces Jehová dijo á Moisés: Júntame setenta varones de los ancianos de Israel, que tú sabes que son ancianos del pueblo y sus principales; y tráelos á la puerta del tabernáculo del testimonio, y esperen allí contigo«.
Como ya dijimos en el artículo anterior, la vejes representaba la madurez y la capacidad de juzgar, gobernar y dirigir, ya sea a la familia o al pueblo. En la época antigua, y en las culturas orientales, era honroso ser viejo. Este concepto está presente en Proverbio 16:31 que dice «Corona de honra es la vejez, que se hallará en el camino de justicia«.
Para llegar a viejo y ejercer autoridad, era necesario de aprender de los ancianos (Proverbio 19:20). Es bueno entender que durante todo el periodo de Israel, tanto con jueces, reyes o en los cautiverios, los ancianos desempeñaron un papel muy importante tanto en el gobierno, unidad y principios doctrinales de los hebreos. Ellos tenían la responsabilidad de trasmitir a las nuevas generaciones los principios de la ley y la identidad de su pueblo, es por ello que encontramos expresiones tales como «el Dios de Abram, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob», (Mateo 22:32, Marco 12:26) evocando los valores ancestrales.
En la nuestra sociedad actual y occidental, hay una diametral diferencia entre el concepto de ser anciano, en comparación al oriente en donde la vejez es dignificante y de mucho valor patrimonial. En la actualidad dentro de nuestro entorno, los viejos o ancianos se convierten en estorbos, desechos, algo que no se toma en cuente, a tal grado, que no se les honra, sino que se les margina, razón por la cual la nuestra generación de jóvenes toman camino de destrucción y perdemos los valores patrimoniales. CONTIUARA.

