Mario E. Fumero
Lucas_12:34 «Porque donde está vuestro tesoro, allí también estará vuestro corazón».
¿Cuál es el objetivo de nuestra vida? ¿Qué es lo que más anhela el corazón del hombre sin Dios? Jesús enfoca en este texto el peligro que tenemos cuando el objetivo de nuestro corazón es el «tener» para «ser». El concepto popular, aun entre muchos predicadores de la prosperidad, es el forjar la felicidad por medio del dinero, la riqueza y el bienestar, afirmando que son la fuentes de la felicidad, por lo tanto, ellos afirman que debemos buscar a Dios para que el satisfaga lo deseos de nuestro corazón.
No cabe duda que el afán por tener produce ansiedad y codicia (Santiago 4:2). Fundamentar la felicidad en el amor al dinero es una mentira de Satanás, y contraria a las enseñanzas bíblica (1 Timoteo 6:10). Cuando caemos en las redes del querer tener bienes y riquezas, automáticamente estamos en los brazos de la ambición, y nuestro corazón ya no descansa en la providencia divina. Jesús enfatizo fuertemente el no afanarnos por tener, y combatió el deseo convulsivo de la riqueza con palabras sencillas al decir que «cada día tiene su afán» (Mateo 6:34) y por más que queramos tener bienes o cosas, de nada sirve, porque ni con toda las riquezas del mundo, podemos añadir un codo a nuestra estatura, porque la felicidad esta en Él, y no en lo que poseamos (Lucas 12:25). Además recordemos que si él cuida de las aves ¿Cuanto más cuidara de nosotros? (Mateo 6:26).
El tener bienes no es pecado, si no lo tenemos como objetivo, sino como efecto de la fe. Nuestra felicidad radica en estar contento bajo cualquier situación (Filipenses 4:12), porque hay días buenos y días malos (Efesios 6:13), pero en todo tiempo debemos de estar felices, porque teniendo sustento y abrigo ¿qué más podemos desear? (1 Timoteo 6:8). Y si con poco somos felices, el Señor nos dará lo mucho, pero siempre confiando en él.


Hermano,
Quisiera contarle que sus reflexiones diarias han sido tremendamente enriquecedoras. Por tanto, agradezco al Señor por su vida y trabajo. Le envío un fuerte abrazo. Sin duda alguna nos conoceremos en esta tierra o en la venidera.
Atte.
Darío.