Vamos a dedicar unas reflexiones para enfocar el tema complejo del ejercicio de la autoridad, así como el origen de la misma. El hecho de que haya un orden, establece la imperiosa necesidad de una autoridad, la cual deberá estar sometida a ciertas leyes, o normas, que regulen el funcionamiento de todo lo creado.
Dios es la máxima autoridad, y al crear al hombre, le confirió la potestad de ejercer autoridad sobre todo lo creado, haciéndolo responsable de su cuidado o mayordomía (Génesis 1:28).
Adán y Eva se convirtieron en la autoridad natural de todo lo que existía en el huerto, y después, al tener hijos e hijas, se convirtieron en la autoridad natural que dio origen a la familia (Génesis 5:4).
Pero definamos el sentido etimológico de la palabra “AUTORIDAD”. Se puede definir como la facultad o potestad adquirida para ejercer poder, gobierno y control sobre una o más personas, las cuales, por diversas circunstancias, les está subordinadas. También se considera autoridad a cualquier persona que sea revestida de algún poder o mando por una autoridad superior.
La autoridad tiene diversas formas de manifestarse, o de ejercerse. Para una mejor comprensión yo la voy a catalogar en cuatro formas diferentes; Esta la autoridad natural, la autoridad delegada, la autoridad electa, y la autoridad impuesta. Sea cual sea el tipo de autoridad que ejerzamos, tiene que enmarcarse dentro de ciertos parámetros que la regulen, aunque en el caso de la autoridad impuesta o impositiva, se rompen toda las normas establecidas, y se convierte en una autoridad despótica y dictatorial.
Debemos de analizar la diversa forma en que se ejerce la autoridad, y los diversos parámetros que regula la misma, para evitar el abuso. Recordemos que el principio de la autoridad es para mantener la convivencia, el orden y la paz, porque donde haya dos o más personas juntas, tiene que haber un acuerdo o gobierno, o de lo contrario, aparece un caos.


