Muy a menudo hay desacuerdos fuertes entre los eruditos que, a veces tienen su origen en distintas posiciones ante las Escrituras. Para unos, es “la Palabra de Dios”; para otros “la Biblia no es la Palabra de Dios, pero la contiene”; y para otros, la Biblia no es la Palabra de Dios en ningún sentido. Ante los continuos desacuerdos sobre algún tema en discusión, algunos acusan a los otros de que no son lo suficientemente eruditos como para comprender lo que los otros saben. La idea, entonces es: “Oye, tienes que estudiar más todavía, hasta llegar a nuestro nivel”. Algo de eso experimentó el teólogo costarricense, Juan Stam. Éste, estando en desacuerdo con otros eruditos sobre lo que quiso decir el apóstol Pablo en 1ª Corintios 6.9, sobre el tema de la homosexualidad, fue juzgado y tratado con cierto desdén por aquellos echando mano de su propio “prestigio” basado en su erudición y títulos. Entonces Juan Stam respondió a dichos juicios de esta manera:
“Seguiré diciendo con San Pablo, ‘Yo también tengo de qué gloriarme en la carne’. Tengo títulos universitarios en historia y Nuevo Testamento; y estudios en Colombia University y la Universidad de Costa Rica. Tengo un doctorado en Patrística de la Universidad de Basilea summa cum laude, examinado por Bo Reicke, Karl Barth y Oscar Cullmann. Por muchos años fui catedrático de exégesis y hermenéutica en la Universidad Nacional de Costa Rica y he publicado un comentario de cuatro gruesos tomos de exégesis del Apocalipsis. Pero todo eso lo tengo por basura, comparado con la alegría de enamorar a un indígena o una campesina del deleite del estudio bíblico”.
(Un doble problema exegético. LUPA PROTESTANTE – JUAN STAM • 16/06/2014) Mi respuesta a Juan Stam y su Mirada Sobre la Homosexualidad. Apéndice 2)
Un ejemplo a seguir, el del conocido teólogo Juan Stam, quien en eso también imitó al apóstol Pablo. Pero no nos cabe duda de que hay muchos más como él y, como decía un amigo de Facebook hace algunos días, que había conocido a grandes teólogos que no por serlo dejaban de ser “muy humildes”. ¡Gloria a Dios por ellos!


Muy bueno!