Mario E. Fumero
Santiago 1:3 “Sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia”
En la vida cristiana no podemos alcanzar madurez, sino aprendemos primero a soportar las pruebas. Las pruebas son las dificultades que produce que nosotros sufrimientos y angustia, y por regla general, nos desespera, y deprimen, llevándolo mucha vez a la frustración.
Pero es en las pruebas de la vida cuando podemos descubrir lo que hay dentro de las personas. Una persona no mostrará nunca lo que es, o tiene en el fondo, hasta que esté bajo presión; entonces la presión traerá lo malo o lo bueno a la superficie. Es ahí cuando sabremos cuando profunda son sus raíces en Cristo, y sobre que fundamento ha edificado su vida. San Pablo explica esto cuando expresa de que material estamos hechos, y solo en la prueba se evidencia lo que somos, por eso dice que si somos de oro o plata permaneceremos pese a las pruebas de fuego, pero si somos de heno o hojarasca, se destruirá, porque el fuego de la prueba revela lo que han dentro de nosotros.
No podemos perfeccionar, nos sino estamos dispuestos a ser probado por fuego. El fuego nos purifica, nos perfeccionada, y nos capacita para ser victoriosos. Pero lo más importante para poder soportar la pruebas, es el poder desarrollar dos virtudes esenciales las cuales nos capacitarán para salir victorioso de las mismas. La primera es la tolerancia, que es el saber soportar, sin perder el control, desarrollando el dominio pleno (2 Timoteo 1:7), y la paciencia, que nos da confianza cuando las cosas no salen como yo quiero, y tengo que perseverar en la lucha frente a los problemas, evitando la desesperación.

