Mario E. Fumero
Santiago 4:7 “Sometidos, pues, adiós; resistir al diablo y huirá de vosotros”.
El sometimiento a Dios es una decisión personal, voluntaria y consciente. Es por ello que en la Biblia existen muchos pasajes en donde se nos llama para que le busquemos el Reino de Dios (Lucas 12:31), y para que llamemos, y se nos habrá (Mateo 7:7), y para buscar y poder encontrar (Lucas 11:9), y en todos estos pasajes se deja ver que aunque Dios es soberano, el apela a nuestra voluntad y respeta nuestras decisiones, porque somos hechos a su imagen, y debido a ello tenemos libre albedrío. No somos un robot, ni un títere en las manos de Dios, somos “semejante a él” (Génesis 1:27) y esto nos da un margen de libertad que no le permite al Soberano imponernos su dominio, a menos que nos sometamos voluntariamente a su Señorío (2 Crónica 30:8).
Es por ello que a la hora de aceptar al Señor, tenemos más luchas, porque tristemente nuestra naturaleza quedó viciada por el pecado, y al acudir a él, es como el hecho de tener que nadar contra la corriente, porque el príncipe de este siglo es Satanás (Juan 14:30), y tristemente es más fácil ser esclavo del pecado, que ser santo y aceptar la soberanía de Dios porque nuestra naturaleza está viciada (Efesios 4:22).
Dios todo lo puede, pero en cuanto a nosotros, el apela a nuestra voluntad, y nos llama para que le aceptemos y nos sometamos voluntariamente a su Señorío (Marco 1:17). Todo sometimiento a Dios requiere una lucha continúa contra Satanás. Para ello necesitamos someter nuestro ego (voluntad y capricho) a la obediencia de Cristo (2 Corintios 10:5), para no vivir yo, sino que Cristo viva en mí (Gálatas 2:20)


Sabio mensaje, solamente el sordo voluntario «no oira»
Hay que corregir la palabra Dios que esta con minuscula. Precioso mensaje que Dios continue be diciendole