Mario E. Fumero
Colosences 3:8-9 “Mas ahora, dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, maledicencia, torpes palabras de vuestra boca. No mintáis los unos á los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos”,
Cuando hablamos de pecado de naturaleza, estamos señalando actitudes incorrectas que estar ligada a la banda a manera de vivir le damos de nuestros Padres, que tienen que ver más con el carácter informativo y la naturaleza con la conciencia y hecho premeditado, a lo cual la Biblia llama alevosía.
La Biblia reconoce que nuestra naturaleza está viciada. La ira, la malicia, las palabras malas y la mentira, forman parte de una cultura, y una herencia ligada a nuestra naturaleza pecaminosa llamada por Pedro la “vana manera de vivir que heredamos de nuestros padres”, (1 Pedro 1:18) y se irá modificando en la medida en que nos regeneramos.
La Biblia reconoce que podemos airarnos, pero debemos evitar la violencia (Efesios 4:26), podemos enojarnos, pero debemos evitar que el enojo dure más de 24 horas. Muchas veces hacemos cosas que no las pensamos, pero las mismas están impregnadas en nuestros defectos de naturaleza, la cual está viciada. A esto le llamamos “los pecados de naturaleza” que seguirán modificándose en la medida en que el Espíritu Santo trate con nosotros y nos perfeccione (Romanos 8:26), ocurriendo el proceso denominado regeneración.

