Mario E. Fumero
Nuestra asociación, Brigadas de Amor Cristiano, nació y se fortaleció a través de dos factores muy importantes en su origen; 1° los campamentos juveniles, 2° y la labor social. Es bueno resaltar que en aquellos campamentos de la década de los setenta, lo más importante era buscar de Dios, y aunque había momentos de expansión y juegos, estos no ocupaban más del 20% del total de las actividades. Eran los cultos, la charlas, los esgrimas bíblicos, las fogatas y el compartir, la parte más importante del quehacer, y esto dio lugar a que el Espíritu Santo se manifestara, transformando vidas, y levantando obreros. Sin embargo los tiempos han cambiado, y hoy día la parte más importante de los campamentos está en los juegos y actividades recreativas, desplazándose la parte espiritual a un segundo plano, que solo ocupa del 20% al 40% de las actividades del mismo. Sin embargo, actualmente una de las mayores necesidades existentes en nuestros adolescentes y jóvenes es el profundizar en la problemática relacionada con su vida espiritual, y la imperiosa necesidad de rescatar muchos valores que han sido absorbido por una sociedad impregnada de comunicación, pero a la vez, aislada de la realidad interior de las personas, siendo una isla en medio de un bullicio.
El sacar a nuestros jóvenes de la rutina, y llevarlos a un lugar natural, fuera del bullicio de la ciudad, tiene como propósito el tratar de fortalecer una relación más profunda con su entorno natural, y un encuentro más genuino con los valores espirituales, mediante la reflexión, meditación y comunión. Además, es una oportunidad para fortalecer unas relaciones personales que han sido deterioradas por las modernas tecnologías aislacionistas. Los campamentos deben ser un tiempo especial para romper los esquemas tradicionales de una sociedad consumista y atada a las redes sociales, para meditar en lo trascendental, y confrontarnos con nosotros mismos, y con Dios, pero, ¿Qué está ocurriendo?
Se hacen capacitaciones para interactuar por medio de juegos y eventos recreativos, sin entrar a fondo a la problemática que hoy sufren nuestros jóvenes, que han perdido el espíritu de solidaridad y compromiso social, ignorando a los necesitados y perdidos, y es que nuestros jóvenes están desorientados dentro de las misma iglesia, en donde todo es atractivo, motivacional y artístico, no existiendo lo confortativo, ni de transformación del entendimiento.
Es bueno tener actividades recreativas, pero la esencia de un campamento es llevar a los jóvenes a un encuentro con Dios, y para ello, se necesita mucha más preparación, tanto bíblica, espiritual como emocional, para lograr ayudar a esos acampantes, que necesitan tener un encuentro con Dios, e inducirles a tener sed de su Palabra. Más bien seria de vital importancia un retiro o capacitación para preparar a los líderes de campamento en cómo saber afrontar los problemas emocionales, vivenciales y morales que actualmente tienen nuestros jóvenes, los cuales viven atados y amenazados por las redes sociales, conflictos familiares, drogas, violencia y lo más terrible de todo, la influencia de la ideología del género, que está imponiendo una agenda LGBT, acompañada del tremendo aumento de la apostasía y el humanismo entre la juventud, la cual anda como ovejas sin pastor.

