Mario E. Fumero
En la vida cristiana hay dos elementos importantes para poder alcanzar madurez. El primero es el conocimiento de las Sagradas Escrituras, porque ellas es el mapa que nos día para conocer el camino de la voluntad de Dios. El segundo elemento importante e indispensable en la vida cristiana es la oración, o sea, el pedir la intervención de Dios en todo lo que hagamos, para que obre en medio de nuestro accionar.
La oración envuelve acción. Una oración sin acción no tiene sentido. Oramos ya sea para pedir algún favor, milagro o necesidad, pero también oramos para que Dios bendiga todo lo que hagamos o lo podamos hacer, para que sea bendecido por Dios. También oramos como expresión de gratitud al Señor agradeciéndole el darnos vida, salud, y oportunidad para servirle. Sin embargo, últimamente muchos cristianos han tomado la oración como una forma de evadir responsabilidades, algo así como orarle a Dios para que lo haga todo, y yo me quedo descansando, esperando que todo caiga del cielo.
Algunos piensan que a través del oración puedo realizar el trabajo, y como la naturaleza humana es perezosa, la oración es una forma de  evadir responsabilidades, pero si oramos y no actuamos conforme a lo que pedimos,  es como aquel que cree,  pero no obrar conforme a lo que cree. En este caso como dice Santiago,  la fe sin obra es muerta y la oración sin acción no tiene sentido, ni dará resultado.
Cuando en una organización cristiana de ayuda al necesitados establece un devocional, el mismo no debe sacrificar las horas laborales, sino que tendríamos que estar dispuesto hacerlo sin perjudicar la atención a las personas, porque en tal caso, la oración sería una evasión para cubrir un deber y si somos asalariados, nos pagarán por orar, en vez de servir.
Recientemente tenía que hacer un trámite en una institución cristiana en donde supuestamente trabajan mucho hermanos, pero a las 12 del mediodía, tiempo de comer, paralizan la atención y  hay que esperar hasta la una o dos de la tarde, porque después van a devocional. Así que por dos horas suspenden todo tipo de atención, incluso hasta del teléfono. Ese día sólo trabajar siete horas, y yo pregunto ¿no sería mejor que empezaran a las siete de la mañana para que la hora del devocional no afectar la acción laboral. El adorar a Dios no debe ser una forma de evadir responsabilidades, sino al contrario, de prepararnos para enfrentarla y dar lo mejor de nosotros.
Cuando Jesucristo oraba lo hacía en el crepúsculo o en la noche (Lucas 6:2), porque  durante el día actuaba y en la noche oraba. La oración es un estilo de vida, es como una disciplina como la de comer bañarse descansar etc., pero hay que hacerlo en los momentos oportunos, no sacrificando responsabilidades, ni los deberes, ni compromisos, ni evadiendo a veces las tareas encomendadas, bajo el escudo de que pedirle a Dios que resuelva los problemas que yo puedo resolver. Siempre creído que Dios hace lo que yo no puedo, pero yo tengo que hacer todo lo que pueda. Porque debemos trabajar mientras el día dure, porque la noche viene cuando nadie podrá obrar, y es ahí cuando hay que orar (Juan 9:4).