ÁNGEL BEA
La maldad no es propia, solamente de aquellos seres humanos que, en término políticos son de derechas o de izquierdas. La maldad es consustancial al género humano y encuentra su vehículo de expresión a través, unas veces de una ideología, y otras, a través de otra.
Los “malos” no están en un sito y los “buenos” en otro. La mejor “visión” de la sociedad, expresada en término de derechos, libertad, oportunidades para todos, etc., muchas veces es usada con manipulación de las mentes y los sentimientos de las gentes, con la finalidad de conseguir lugares de poder e imponer la ideología propia sobre la otra parte de la sociedad. Luego, muy a menudo los resultados son, que los políticos de turno acaban traicionando aquella “mejor visión”, y los únicos que tienen todos los derechos y participan a su antojo de cuantiosos privilegios, prebendas y riquezas, son aquellos que tanto proclamaron “una sociedad más justa”.
Por tanto, defender a unos como “buenos” en detrimento de otros que serían “los malos”, es desconocer -a veces voluntaria y deliberadamente- lo que nos enseña la Escritura y nos muestra la historia una y otra vez: Que el ser humano no es de fiar; y de los que manejan el poder… menos todavía.
Pretender otra cosa, es “pedir peras al olmo”.

