(Ángel Bea)
La voluntad de Dios no basta con leer las Sagradas Escrituras, solamente; se hace necesario orar. Sin la oración la lectura y el estudio de la Escrituras por sí mismos, no producen comunión con Dios. Oración y dependencia de su Palabra (su mensaje) es lo que el mismo Señor Jesús instituyó para poder entrar en una verdadera comunión con Él.
“No basta recordar, necesitamos escuchar de nuevo. La oración es el acto en el cual volvemos a escuchar. No basta con llevar con nosotros versículos memorizados, necesitamos encontrarnos diariamente con la voz resonante de Dios. La oración es encuentro. Las situaciones cambian. ¿Dios cambia? Oramos. Escuchamos. Dios da su palabra nuevamente –la misma palabra- y somos restaurados y renovados en nuestro compromiso” (Eugene H. Peterson. 2006).
¡Cuántas veces hemos experimentado esa verdad!.
Palabra de Cristo y oración son los dos elementos que nos mantienen unidos en una continua comunión con el Dios trino. Dicha comunión es lo que nos proporciona el verdadero conocimiento de Él y, por tanto, de su voluntad.
“Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y os será hecho” (J.15.7)

