Mario E. Fumero
Uno de los principios básicos y estratégicos del enemigo para destruir la familia, la sociedad y la nación es el concepto filosófico que consiste en “divide y triunfarás” proclamado por Maquiavelo. No cabe duda que la división debilita tanto a la familia como a la sociedad, y se convierte en un arma poderosa para llevarnos a la confrontación y destrucción.
El divino Maestro, Jesucristo, entre sus muchas enseñanzas, nos explicó del peligro de la división cuando dijo que “Si un reino está dividido contra sí mismo, tal reino no puede permanecer. Y si una casa está dividida contra sí misma, tal casa no puede permanecer” Marco 3:24-25. En este texto Jesús hacía alusión a la táctica diabólica de dividir para destruir, porque todos sabemos que el diablo no sabes sumar ni restar, pero es especialista en dividir.
En relación a una nación y la política es necesario entender que cuanto más partido existan, más se debilita la sociedad y se ponen precario la solides de la democracia. En un pasado el candidato de libre Salvador Nazrala fundó el partido anticorrupción, que terminó corrompido y en manos de otros, y ahora al salirse de Libre, quiere establecer un nuevo partido con el nombre de “salvando a Honduras” o salvemos Honduras, un título un poco mesiánico.
Éste nuevo partido se suma a los diez ya existentes, y cómo van los vientos de la división política, no dudamos que lleguemos a la docena, y me hago la pregunta ¿Que ocurre cuando en una democracia se fracciona en tantos partidos?
Todos sabemos que las ideologías económicas y políticas se dividen en tres tendencias; izquierda, centro y derecha, y puede haber algunas variantes de extremo, pero todas van hacia un mismo fin, sin embargo, en las ideologías de los partidos políticos no prevalece tanto las tendencias ideológicas, sino el interés de llegar al poder a cualquier costo, ¿Y cuál es el fin de ello? ¿Puede un Estado tan fraccionado llevar el país a una reconciliación y unidad democrática? Es bueno saber que cuanta más división exista, más confusión prevalecerá, y cuando hay confusión, le estamos abriendo las puertas a la contienda, violencia y destrucción de la economía.
Tan peligroso es un único partido, como ocurre en los sistemas comunistas o socialistas radicales, como la proliferación de muchos partidos. En la lógica democrática quizás puede establecerse tres partidos basados en las tres diversas ideologías existentes, y podría haber uno que otro más, pero llegar a una docena, ¿Qué futuro nos plantea? ¿Podremos subsistir democráticamente a tanta división?
Este fenómeno de tantos partidos políticos nos lleva al hecho de que habrá un presidente que no va a gobernar con una mayoría simple, porqué al dividirse los votos en tantas partes, no permitirá que ningún candidato tenga la base de una democracia sólida, que es mitad +1. Esto nos lleva a plantearnos dos disyuntivas: Gobernar sin un sólido apoyo popular, generando conflictos como los que viven muchas democracias, o aceptar una segunda vuelta entre los dos más votados, y tener un gobierno sólido, al menos con un fuerte respaldo popular, que es lo que se busca en toda democracia.
Un modelo de una democracia debilitada por la división de partidos lo tenemos en el caso de Bolivia, y lo mismo está ocurriendo en otras latitudes, aunque para resolver este impase se ha adoptado por una segunda vuelta. Pero la gran pregunta que me hago es ¿qué pasaba en Honduras cuando en las próximas elecciones nos enfrentemos a una docena de candidatos a la presidencia, en una población votante que no pasa de los cinco millones? ¿tendremos un gobierno sólido, que sea respaldado por cincuenta y uno por cierto que la población? A ver qué ocurre.
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