Guillermo Fabián Zonvi,

TEXTO: ROMANOS 7:15-25

INTRODUCCIÓN: El hombre no es derrotado por sus oponentes sino por sí mismo. Todas las batallas importantes se libran dentro de uno mismo. Todo cristiano tiene tres grandes enemigos que enfrenta todos los días de su vida, enemigos aliados con un solo fin: Destruir. Estos son nuestros tres grandes enemigos:

El Diablo:

El Diablo es uno de nuestros peores enemigos, en su naturaleza esta matar, robar y destruir, es su objetivo y motivación. Pero el cómo sus demonios son enemigos exteriores. No hay que subestimar a nuestro enemigo, pero tampoco atribuirle atributos de Divinidad, es un ser creado, y como todo lo creado tiene un principio y es limitado.

• El diablo no sabe lo que pienso, no es omnisapiente.
• El diablo no está en todos lados, no es omnipresente.
• El diablo no puede hacer todas las cosas, no es omnipotente.

El mundo:

No hay ninguna contradicción entre la frase de Jesús: Porque de tal manera amo Dios al mundo (Jn 3:16), con la frase del apóstol Juan: No améis al mundo (1Jn 2:15-17).

Cuando Jesús habla de mundo, se refiere a la creación, especialmente al hombre que es la corona de la creación, todo fue creado para él y por él. El apóstol Juan utiliza otra palabra griega, para referirse a un sistema utilizado por el Diablo para oprimir y condicionar las vidas de las personas. A este sistema lo podemos definir a través de tres palabras:

• Hedonismo (culto al placer)
• Narcisismo (culto a la hermosura y belleza exterior)
• Materialismo (culto a las riquezas)

La carne:

Los primeros dos enemigos mencionados trabajan en unidad de propósito, pero son enemigos exteriores, están fuera de mi. Una vez les pregunte en una conferencia a un grupo de líderes que era más peligroso, diez personas armadas tratando de entrar al salón de conferencia, o una persona armada que ya está adentro del salón, todos me respondieron que el peligro estaba en la persona armada que ya está adentro. Esta persona armada que está adentro es el peor enemigo que enfrentamos porque es el enemigo Interior, convive con nosotros los 365 días del año, las 24 horas del día, se llama: La carne.

Si este enemigo logra controlar nuestra voluntad, nos rendimos ante el poder de los otros dos: El mundo y el Diablo. Pablo no le dijo a Timoteo: cuídate del Diablo, su consejo fue: cuídate de ti mismo. Nosotros llamamos espíritu a aquello que La Biblia llama frutos de la carne. Nosotros vivimos reprendiendo al espíritu de adulterio, fornicación, etc. pero la Palabra dice que manifiestas son las obras de la carne, todo lo mencionado en Gálatas 5 está dentro de nuestra naturaleza caída, si nos controla, el diablo y el mundo van a proveer todo para saciar a nuestra carne.

LA GUERRA MENOS CONOCIDA:

Mucho se ha hablado y enseñado acerca de guerra espiritual, pero hay un escaso conocimiento de la crisis interna que libramos. Confundimos lo natural con lo espiritual, y llamamos demonio a lo que la Biblia llama: “Obras de la carne”. Reprendemos al espíritu de fornicación, cuando esto es obra de la carne, reprendemos al espíritu de adulterio, cuando esto es obra de la carne.

Muchos quieren hacer guerra espiritual, y no pueden con sus vidas. Como le dijo Dios a Jeremías, no podes con los que vienen caminando y quieres pelear con los que vienen a caballo. Debemos instruir al pueblo para que puedan librar la batalla por la voluntad, emociones, pasiones y pensamientos.

DESDE LA CAIDA DE ADAN:

Cuando el hombre peca en el huerto del Edén, adquiere lo que algunos llaman: “Naturaleza caída.” Lo que el hombre recibe es una predisposición o inclinación innata al pecado, nadie le enseña a un niño a mentir, o a pegar, esto viene en el. Esta predisposición comienza a operar en la vida de Caín, cuando termina matando a su hermano Abel. (Génesis 4:7)

LA EXPERIENCIA DE PABLO:

El que escribió este relato bíblico no es un recién convertido, es la persona más importante e influyente del cristianismo del primer siglo, esta persona es responsable de 13 libros de los 27 que hay en el Nuevo Testamento su nombre es Pablo. “El apóstol Pablo sentía en su interior como si dos personas completamente opuestas entre si, estuvieran dentro de la misma piel”.

Frases Célebres:

Ovidio, el gran poeta romano escribió: “Yo veo las cosas mejores, pero sigo las peores.”

Séneca en uno de sus escritos manifiesta: “Nuestra impotencia en las cosas necesarias.”

Los rabinos hablan de dos impulsos o tendencias internas: “Yester Hatob”o tendencia hacia lo correcto, “Yester Hara” o tendencia hacia lo malo.

“Jesús nos permite ver esta realidad y  tuvo una guerra interior en el huerto de Getsemaní.”

CUERPO DE MUERTE:

Algunos creen que Pablo se refería al Viejo Hombre, pero este grito de desesperación y angustia tiene un significado mucho más profundo. El rey de Etrusca, un antiguo estado de Italia formado por una confederación de 12 repúblicas, había impuesto una práctica a los condenados a muerte, que consistía de atarle un cadáver a la persona condenada hasta el día de su ejecución. El condenado arrastraba ese cuerpo muerto mientras entraba descomposición, esto era llamado: “Cuerpo de muerte”.

EL CLAMOR DE PABLO:

Estaba cansado de lidiar contra su propia voluntad, la guerra interior lo había desgastado, la Ley le exigía santidad, pero no podía alcanzarla, sentía olor a podrido que venía de su propio ser, hasta que experimentó la crisis de la santificación. El Señor Jesús es quien nos libera del cuerpo de muerte, y nos fortalece para que mientras esperamos el cuerpo glorificado, no caigamos bajo el control de la carne.»¡Miserable de mí! ¿Quién me librara del cuerpo de muerte? Gracias a Dios por Jesucristo Señor nuestro». (Ro 7:24).