Mario E. Fumero.
Nuestro mundo se divide en dos grandes grupos; uno son la mayoría silenciosa, los que no hacen mucha bulla, y son indiferentes a lo que ocurre en su entorno. Después tenemos el otro grupo, la minoría bulliciosa, que tienen la facultad de hacer mucho alboroto y ruido, llamando la atención, y tristemente andan con ideas torcidas.
Este grupo bullicioso que es minoría existe tanto en la política, como en las ideologías y movimientos afines al Nuevo Orden Mundial. Obviando el tema político, quiero analizar a las minorías que hacen mucha bulla en el campo de lo ideológico. Estos grupos han logrado obtener un protagonismo y un control a nivel mundial tremendo, apoderándose de los organismos internacionales y de los medios de comunicación. Son los que promueven la llamada ideología de género, con sus teorías de qué no existen sexos binarios, sino que todos los sexos en realidad son “no binarios” o trans. Con ello quiere decir que no solamente hay un hombre y una mujer, sino una infinidad de sexos, hasta sumar más de 100 categorías, con diferentes matices, tendencias, deseos, y costumbres.
Esta minoría representan quizás un 10% de la población mundial, pero tiene recursos y técnicas para movilizarse a través del llamado “día del orgullo gay” y no sólo eso, sino que tienen el poder de difundir y establecer su cultura a los niños, llegando la misma a convertirse en un arma aprobada jurídicamente por los gobiernos, rompiendo todas las reglas de la fisiología y biología, para hacer ver que uno no es como nace, sino como desea ser. Lo que antes era un trastorno mental y de conducta hoy se ha convertido en una forma normal de comportamiento y enseñanza.
Si el gobierno llevara a hacer un plebiscito popular preguntando ¿cuántos apoyan el matrimonio homosexual?, y ¿cuántos apoyan el matrimonio heterosexual?, estoy seguro que los movimientos LGTBQI no alcanzaría ni un 15% de la población. Analicemos la realidad estadística de Honduras. Actualmente en nuestro país existen un promedio de 45% de evangélicos, un 40% de católicos más o menos practicante, y quizás un 5% escépticos o ateos. Suponiendo que el grupo escéptico y ateo apoyara a los movimientos LGTBQI, ellos tendrían un apoyo de un 15%. Sin embargo, dentro de los movimientos de la ideología de género hay muchos homosexuales que no están de acuerdo con la conducta promovida por los movimientos trans, al tratar de imponer en un debate público lo que entra el plano de la intimidad y privacidad.
Quiero concluir afirmando que siempre ha habido homosexualidad, una de las primeras referencias aparecen con la destrucción de Sodoma y Gomorra y en Roma durante la época de los emperadores era común este comportamiento, pero jamás habido existido tanto conflicto como el que ocurre actualmente cuando una conducta de tipo ideológica y de gusto, está tratando de imponerse a nivel jurídico, lo cual crea una polarización de estos grupos con los que defienden el matrimonio tradicional, causando grave tensión la cual no ayuda para mantener la paz social, y con esta actitud, están buscando destruir la tolerancia, exacerbando los ánimos al catalogar a los que no piensan como ellos, como que están haciendo una apología al odio, algo que no es real, porque el ser tolerante no implica tener que soportar imposiciones, ya que debemos respetar las ideas y los gustos, siempre y cuando estos no se conviertan en dogmas que nos obliguen a aceptarlos por la fuerza, máxima cuando esas ideas que no concuerdan con mis creencias. Es bueno recordar las palabras del prócer Benito Juárez, en dónde establece que, el respeto al derecho ajeno es la paz, y yo debo respetar lo que tú piensas, lo que tú crees y lo que tú quieras hacer, siempre y cuando de la misma forma en que yo te respeto a ti, tú también me respete a mí, porqué en el respeto mutuo está la paz.
Unidos Contra la Apostasía 