Mario E. Fumero
Tristemente en nuestro mundo todo lo malo prevalece como bueno, como dijo el ministro de Educación Daniel Esponda, al afirmar que la música y mensaje televisivo promueve la morbosidad en los menores como es el baile de perreo, la apología que se hace a la violencia y el continuo estímulo de series televisivas en donde se promueve las hazañas de los narcotraficantes. No cabe duda que en muchos medios se hace una apología a la violencia, y después, nos lamentamos de la situación que vive nuestra juventud, porque en el mundo de hoy todo lo que es malo se vuelve bueno, y todo lo bueno, tristemente le llamamos malo, como dice el profeta Isaías en su libro (5.20).
Uno de los peores flagelos de la sociedad moderna es la explotación infantil, y el aumento de la pedofilia, la cual se trata de imponer legalmente dentro de la agenda 2030 junto con la llamada ideología de género. Frente a esta realidad, se ha producido una película impactante que aborda la tragedia de los menores secuestrados que son abusados sexualmente, intitulada “Sonidos de libertades” la cual revela cómo son usados por los pedófilos, por medio de una explotación infantil en diferentes aspectos, y una vez ha satisfecho sus depravaciones sexuales, estos poderes existentes terminan asesinándolos, para poner a venta sus órganos.
En esta película, hecha por Jim Cavierzel, describe como millones de niños que son secuestrados, abusados, y después son asesinados. Estos hechos ocurren en países como Colombia y Centroamérica. En dicha película se menciona también a Honduras como uno de esos países en que secuestran a niños. No cabe duda que detrás de esta mafia de la pedofilia, se encuentra Hollywood y los grandes magnates, que promueven dentro de la agenda del género la legalización de muchas depravaciones sexuales. Estos poderes económicos y políticos luchan ardientemente por evitar que esta película sea vista por todos, y tratan de bloquear su exhibición, e incluso, han amenazado de muerte a los que la han hecho, principalmente a su promotor principal el actor Mer Gibson el cual denunció la corrupción existente en Hollywood al tratar de imponer no solamente la ideología del género, sino que se aprueben leyes que hagan legal la relación sexual de adultos con niños, incluyendo en su agenda la legalización de la pedofilia.
Me ha llegado la noticia, sin confirmar, que en Honduras se ha censurado y aparentemente prohibida la exhibición de la película “SONIDOS DE LIBERTADES”, lo que considero como un gran desacierto y un error inaceptable. ¿Por qué razón se censura una película que revela una realidad latente? ¿Será porque la misma desenmascara los poderes económicos existentes respecto al tráfico de menores? Quizás muchos de las altas esferas le preocupa el enfoque que se hace sobre este terrible flagelo del cuál todos somos testigos, en donde vemos a diario como miles y miles de niños salen del país, supuestamente para buscar el sueño americano, pero en el camino, son víctimas de redes de explotación infantil que lo usan como carne de cañón, para satisfacer los apetito voraz de muchos millonarios enfermos sexuales, y en dónde incluso se señalan a grandes magnates de la política norteamericana como enfermos pederastas.
No debemos permitir que todo lo malo se convierta en legal. Por el bien de nuestros hijos, y de los hijos de nuestros hijos, deben luchar arduamente para que esa agenda perversa que promueve todo lo inmoral como moral no se adueñe de nuestra cultura, y que esta película se pueda exhibir a fin de que nos haga reflexionar para evitar que más niños sean abusados. El futuro de nuestra sociedad depende de ellos. Luchemos contra la imposición de la ideología de género, y proclamemos todos los valores que se tratan de destruir, y que las películas que tengan contenido moral y de valores se promuevan. Debemos de estar dispuestos a denunciar las atrocidades que promueven un sistema corrupto, y hacer que prevalezcan los valores. Tomemos conciencia que estamos luchando contra una imposición que trata de torcer la verdad para presentar la mentira como norma de conducta, por medio de la cual se quiere destruir nuestra civilización.


