¡PINCELADAS DE LA REFORMA! 7 PARTE

HECTOR HERNANDEZ CASTRO

Recuperar los valores bíblicos fundamentales del cristianismo original que se habían distorsionado era la búsqueda de la Reforma.

A parte de enfatizar sólo la Escritura, sólo la gracia, sólo la fe, sólo Cristo y sólo a Dios la gloria, ese movimiento reformador nos ayuda también a:

6) Tener una mejor comprensión de las figuras tipológicas del Antiguo Testamento.

Un altísimo porcentaje del Antiguo Testamento se concentra en la historia de Israel.

En este pueblo, había tres figuras fundamentales: el rey, el profeta y el sacerdote.

Estas tres funciones cruciales eran ejercidas por seres humanos comunes y corrientes, pero todas prefiguraban a un Rey, Profeta y Sacerdote perfecto: ¡Jesucristo!

A) EL REY:

En Israel, su función era política y administrativa, ejerciendo el gobierno del pueblo.

En tiempos de Samuel (juez, profeta y sacerdote) el pueblo rechazó la «Teocracia» (el gobierno de Dios, el Rey Supremo y perfecto) y prefirió la «Monarquía» (el gobierno de un Rey humano e imperfecto.)

Por muchos años hubo rey en Israel (primero el reino uificado y posteriormente dividido en dos facciones: Israel al norte y Judá al sur.)

Desde que el rey babilónico Nabucodonosor depuso al último rey de Judá en 587 a. de C. (2 Crónicas 36:17-21), ese trono de Israel permanece vacío, a la espera de que, según lo prometido por Dios, un descendiente del rey David venga y lo ocupe para siempre (Isaías 11:1; Lucas 1:31-33.) ¿Adivine Quién es ese Rey futuro y perfecto? ¡Acertó!, ¡es el mismo Señor Jesucristo!

Para quienes ya le hemos recibido como Señor y Salvador, no debemos esperar el futuro para que Él reine en nuestras vidas. El nuevo nacimiento nos introduce en Su Reino (Juan 3:3,5) y desde ya debemos someternos a Él. Somos los representantes del Reino de Dios aquí, el anticipo de lo que Él hará en el futuro. ¿Lo estamos mostrando? Naturalmente, es imposible lograr una sumisión total y perfecta, pero debemos permitirle a Él que nos transforme para vivir lo más apegado a sus normas. En base a su actual forma de vida, ¿Usted está viviendo según las normas del Reino de Dios? ¿Los demás pueden notarlo?

B) EL PROFETA:

Este hacía la función de un portavoz celestial. Recibía el mensaje de Dios y lo transmitía al hombre (ejm., Ezequiel 2:1-8; 3:16,17.) El profeta no debía hablar lo que él imaginaba, quería o suponía, sino que debía comunicar fielmente el mensaje de Dios. Debido a que la revelación de la Biblia no había sido completada, estos profetas comunicaban cosas relacionadas al futuro. Hoy, con el Canón de las Escrituras completo (de Génesis a Apocalipsis), no somos llamados a transmitir nuevas revelaciones, sino a comunicar ese mensaje divino que ya está dado.

¡Lo que Dios tenía que decirnos ya nos lo comunicó completamente en la Biblia y en Jesucristo!

Él (Jesucristo) es el Profeta por excelencia.  En Deuteronomio 18:15-23 Dios prometió un Profeta, promesa que se cumplió en Jesucristo. En oración, Jesucristo le dijo al Padre: «Porque les he transmitido el mensaje que me diste. Ellos aceptaron el mensaje y saben que provine de ti y han creído que tú me enviaste.» (Juan 17:8; NTV.)

Mientras Cristo regresa por segunda vez, sus hijos hacemos la labor de profetas delegados. Debemos escudriñar responsablemente el mensaje de la Biblia para poder comprenderlo en su sentido original y luego poder transmitirlo y aplicarlo de una forma clara, sencilla y fresca al hombre de hoy.

Dios no nos habló en clave, no usó códigos enigmáticos para hablarnos, sino que en un lenguaje comprensible nos comunicó su mensaje, salvo aquellos pasajes donde habló simbólicamente y para los que hay reglas propias para su interpretación.

Somos embajadores de Dios (2 Corintios 5:20), testigos de su gracia (Hechos 1:8) y debemos ser fieles en decir justamente lo que Él dice, no lo que nosotros suponemos o imaginamos. ¡La Biblia se interpreta a sí misma, el texto bíblico nada más debe ser la fuente de nuestro mensaje!

¿Estamos siendo fieles profetas delegados como hijos de Dios? ¿Es la Biblia o nuestra emoción e imaginación la fuente de nuestro mensaje?

C) EL SACERDOTE:

mientras el profeta comunicaba al hombre el mensaje de Dios, el sacerdote, a la inversa, le llevaba a Dios la necesidad del hombre. Su labor era intercesora.

El profeta traía el mensaje del cielo a la tierra, mientras que el sacerdote llevaba la necesidad de la tierra al cielo. La Reforma nos ayuda a comprender mejor la figura del sacerdocio hoy a la luz de la Biblia. Nos enseña que debemos dejar de guiarnos por tradiciones y supersticiones humanas y volver nuestra mirada sólo a la Palabra de Dios. Si Dios lo permite, mañana ahondaremos en esos detalles.

¡Sólo en Jesucristo tenemos todo lo que necesitamos! ¿Usted está seguro en Él? ¿Le está amando, obedeciendo, sirviendo y esperando?

Acerca de unidoscontralaapostasia

Este es un espacio para compartir temas relacionados con la apostasia en la cual la Iglesia del Señor esta cayendo estrepitosamente y queremos que los interesados en unirse a este esfuerzo lo manifiesten y asi poder intercambiar por medio de esa pagina temas relación con las tendencias apostatas existentes en nuestro mundo cristiano.
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