Mario E. Fumero
Hay leyes en algunos países en donde las personas que no se expresan hacia el otro, según su percepción, puede cometer un delito y ser multado o encarcelado. Esto ocurrió en México, cuando la sala superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación mexicana ratificó la condena contra Rodrigo Iván Cortés, presidente del Frente Nacional por la familia, por decirle que Salma Luévano, Congresista del partido de gobierno morena, que es un hombre, pero se percibe mujer, llamarle por su género biológico, y no por cómo él se percibía. Este salió como mujer, vestido del Papa, haciendo afrenta a la iglesia católica. En dicho juicio fue condenado a una multa de $1,135 dólares y obligado a publicar por 30 días en un diario el fallo de la corte, con una disculpa hacia su expresión contra el señor Salma.
No negamos el derecho de qué cada persona tiene a percibirse como le dé la gana. Años atrás estas conductas se catalogaba anormal, e incluso, podrían terminar en un hospital psiquiátrico, catalogándose de padecer de un disturbio mental, sin embargo hoy, el derecho a percibirte como te dé la gana está legalmente establecido bajo el concepto de Derechos humanos, y atentar contra tu forma de percibirse se cataloga como una apología al odio, y por lo tanto, las leyes de la percepción, al equivocarte cuando te dirijas a una persona, podrá llevarte ante de los tribunales si no le llama por la percepción que él tiene de sí mismo.
El derecho a percibirse como me dé la gana, no se le puede llegar a nadie. Si yo me siento que soy una rana, elefante, burro o siendo hombre, me percibo como mujer, o siendo adulto, me percibo niño, es una idea que hay que respetar, pero no la podemos imponer cuando no sé como èl se puede percibir, pues no puedo leer la mente, ni adivinar lo que evidentemente no se ve como natural.
Si la ley establece que a las personas hay que llamarla como se perciben, y como esta percepción no coincide con la realidad física, entonces debería hacerse otra ley que obliguen a las personas, que se perciben diferente a su naturaleza biológica, el llevar un rótulo en el pecho donde establezca como ellos mismo se perciben, a fin de qué yo no cometa el error de llamarlo por lo que veo y no por lo que piensa o siente. Esta ley, obligando a establecer un rótulo de cómo tú te percibe, evitaría muchos problemas, pues si me encuentro contigo, y te llamo Pedro, pero tú te percibe como un elefante, cometeré inconscientemente un delito, pero viendo el rótulo que dice “soy Elefante”, entonces no cometería el error de llamarte como eres, y no como te percibes.
En el mundo de hoy, esta ideología del género y el derecho a percibirse como a uno le dé la gana está causando problemas en aquellos países que la han aprobado, y entramos a un criterio bien conflictivo, porque al encontrarme con alguien que a lo mejor ha evolucionado ideológicamente, sin quererlo, puedo llamarle de una forma habitual, pero él se puede sentir ofendido, y denunciarme de burla u odio, porque ya lo habitual no es normal.
¿No sería esta una solución para que no se repita lo que le ocurrió al señor Rodrigo Iván Cortés en México, que se le aplicó una sanción judicial por referirse a una persona de forma contraria a su percepción? Esta sería una solución sencilla para las personas que se definen diferente a lo que la naturaleza biológica y de especial determinó, y De esta forma usen el término ideológico con el cual quiere que se les llame, y de esta forma evitaríamos errores y multas innecesarias. Aunque por el camino que vamos, no dudamos que el mundo se convierta en un manicomio.
Unidos Contra la Apostasía 