Mario E. Fumero
Una de las realidades más grande en la política latinoamericana es el fracaso de la derecha política, la cual, debido al factor de la corrupción, desigualdades, abuso de poder y extrema pobreza, le ha abierto la puerta a una izquierda con dos matices, un matiz radical, de un socialismo totalitario estilo Cuba, Venezuela y Nicaragua, y un socialismo moderado, imperante actualmente en Colombia, Chile, Argentina, Brasil, Bolivia, México y aparentemente en Honduras.
Uno de los factores que ha desencadenado el rechazo electoral a los movimientos de derecha es el aumento de la pobreza y las desigualdades sociales, lo cual ha frustrado a mucha gente que decidieron votar por un cambio, tomando la opción de la izquierda. Es por ello que podemos afirmar, sin ninguna duda, que América Latina sufre un viraje a una izquierda socialista la cual si no es coherente con las libertades puede conducir a la frustración, máxime si en la misma prevalece la corrupción, el abuso del poder y la restricción de las libertades individuales.
Tristemente siempre la historia se repite. El predominio de la derecha está en crisis, y vemos el florecimiento de la izquierda la cual se están incrementó, pero de la misma forma en que hubo un viraje de la derecha a la izquierda, pronto podríamos ver un viraje de nuevo a la derecha si la izquierda no logra cambiar el panorama heredado, lo cual puede llevar a la frustración si no logra resolver los problemas existentes y cae de nuevo en los vicios de la derecha. Así que estaremos de derecha a izquierda y de izquierda a derecha, buscando una solución que pueda producir un cambio profundo en el corazón de las personas que ostentan el poder.
Podemos cambiar los sistemas políticos, pero si no cambiamos el corazón de los seres humanos, los vicios del pasado se seguirán repitiendo, porque los problemas políticos que existen no están en el sistema, sino en las personas que lo forman, no importa si son de izquierda o de derecha, ya que los vicios son los mismos. Con un cambio político o un cambio de nombre no podemos cambiar la ambición y la codicia de los seres humanos, que son en sí las causantes de las desigualdades sociales existentes en el mundo.
De manera que para producir un cambio profundo en los sistemas políticos necesitamos una transformación interior de los gobernantes mediante lo que la Biblia llama “un nuevo nacimiento”. Los problemas de desigualdades, ambiciones, corrupción y abuso de autoridad nada tienen que ver con un determinado partido político, porque casi todos padecen de los mismos problemas, porque los sistemas ideológicos y político no pueden cambiar el interior del ser humano, y de nada vale cambiar los sistemas, si no cambiamos a los que los gobiernan, por qué la corrupción es un mal de fondo y no de forma.
Hoy prevalece la izquierda en América latina, pero los hombres que la forman son los mismos, y las actitudes iguales. Así que dentro de un tiempo veremos que si la izquierda fracasa indudablemente habrá un cambio a la derecha, ya que cualquier gobierno que al no vivir los valores cristianos terminará fracasando, y así estaremos de cambios continuos de la derecha a izquierda y viceversa, hasta que aparezca un hombre justos que vivan la verdad y actúen no por interés, sino por amor y convicción, o de lo contrario, resurja un dictador, sea de derecha o izquierda que trate de imponer sus esquemas de antivalores por medio de la fuerza.
Le pido a Dios que este viraje de los países latinoamericanos hacia un socialismo partidista, pueda seguir el modelo de los países de la Europa occidental, y pueda estabilizar la pobreza en América latina, para forjar un mundo mejor. Si esto no se logra, veremos tristemente el fracaso de la democracia, y, sobre todo, el aumento de las desigualdades sociales en nuestro continente.
Unidos Contra la Apostasía 
Pero la biblia nos dice que este mundo no mejorará vamos a la decadencia, oremos por fuerzas nuestra redención estará cerca …