Mario E. Fumero
Es algo complejo la administración de todos nuestros recursos materiales en una época de crisis y demandas, pero mucho más serio es el hacerlo a nivel de iglesia y comunidad, ya que no manejamos “nuestros recursos” sino los recursos del Rey, pues apenas somos mayordomos fieles que debemos cuidar aquello que el Señor pone en nuestras manos y actuar siempre con una mente desposeída de señorío o sentimentalismo, y proceder de acuerdo a los parámetros lógicos que la responsabilidad así requiere.
No somos dueños, ni siquiera administradores absoluto de los bienes del reino, por lo tanto, debemos definir algunas reglas básicas para la economía de Dios sea próspera y sus ministros íntegros delante del Señor y también delante de los hombres. Los principios que voy a resumir han sido mi enseñanza a través de los últimos 50 años en mi ministerio en Honduras y España, aplicándola a las Iglesia que he edificado, e incluso a mi propia economía personal, que nunca ha sido abundante ni estable.
Creo que la mayoría de los problemas que afligen a la iglesia del Señor hoy día es la falta de integridad de muchos ministros que caen, sin darse cuenta, víctimas de las deudas, el amor al dinero o la falta de sabiduría o sagacidad para gobernar esta área en su propia vida y en la vida de los demás, pues como pastores tenemos que enseñar “todo el consejo de Dios”(Hch. 20:27). Pero antes de entrar en el tema central, deseo definir algunos principios básicos y después desarrollarlos más ampliamente durante este estudio.
PRINCIPIO UNO: Los diezmos y las ofrendas no son para “el ministro”, sino para que en la casa del Señor no “haya necesidad, para todos los que trabajan en el Señor. Sin embargo, hoy ya no existe una tribu sacerdotal como en el A.T., pues el Señor nos ha hecho a todos “SACERDOTES” (1 Ped. 2:9, Ap. 1:6) Y MINISTROS de un nuevo pacto. En la iglesia primitiva, y según las pautas bíblicas, los bienes traídos a la iglesia eran para resolver muchas necesidades de la misma comunidad, y no eran solo para que EL MINISTRO VIVIERA mejor que las ovejas. Esto se puede evitar con una política de presupuesto que trace parámetros de prosperidad general, pues también es cierto que “El obrero es digno de su salario” (1 Tim 5:18).
PRINCIPIO DOS: Los ministros no deben tomar decisiones aisladas en el manejo de fondos, se debe trabajar en base a un presupuesto y todo se debe elaborar en equipo, entre el diácono-tesorero y los ancianos, participándole a la asamblea todo lo acordado. El pastor, ni ningún anciano podrán tomar decisiones administrativas aisladamente, fuera de lo aprobado por el presupuesto o el comité respectivo. La Asamblea deberá ser informada sobre el manejo de los fondos de la Iglesia y los ancianos trabajarán en equipo en estas áreas para cubrirse uno a otros las espaldas.
PRINCIPIO TERCERO: De los fondos generales de la Iglesia no se debe de hacer préstamos personales a nadie, pues esto crea precedente, y convierte sus fondos en una “empresa prestamista” y forma costumbres que tienden a ser ley. Cuando haya que ayudar a un hermano, lo podrá hacer en calidad de ayuda, ofrenda, etc… de acuerdo al presupuesto. Cualquier decisión fuera de lo presupuestado deberá ser sometida al consejo de ancianos, previa consulta al diácono tesorero o comité administrativo. Se podrá hacer préstamos del fondo general “NO CONSIGNADOS” a proyectos de la misma obra, siempre y cuando sea aprobado por el consejo de ancianos y dependiendo del monto, dicha decisión tendría que ser llevada a la asamblea.
PRINCIPIO CUARTO: En cuanto al uso de “FONDOS CONSIGNADOS”, o sea donados o levantados para un fin determinado como, por ejemplo; para campamentos, equipo, protemplo, vehículos etc.., no se podrá usar para otro fin que el destinado a no ser que:
-El comité que maneje esos fondos actuará de acuerdo a la política previamente trazada para tal fin. A veces existen fondos fijos que al crearse no se pueden tocar hasta que vaya a su destino final, Ej; Pro-templo. Si dicho comité decide un uso fuera de lo acordado, deberá consultar con los donantes del dinero antes de actuar.
-Toda decisión administrativa que altere normas, pautas o comprometa deudas, préstamos etc., deberá ser considerado en junto o consejo incluso a veces debe llevarse a asamblea.
Pero debemos profundizar más estos principios, así que por lo tanto vamos a penetrar, paso a paso, en muchos de estos conceptos más a fondo.


