1 Corintios 12:1-31

Se cuenta que, en un taller de muebles, cuando el carpintero se fue se celebró una extraña asamblea entre las herramientas de la misma. Fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias y desavenencia existentes por querer saber era la mejor. El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le notificó que él tenía que renunciar y cuando pregunto ¿poque, cual es la causa? Respondieron el resto que siempre hacía demasiado ruido, y además, se pasaba la mayor parte del tiempo copleándolo todo.

El martillo aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el clavo y el tornillo porque ambos eran tercos y dijo al tornillo había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo y por eso acudían a él.

Ante el ataque del martillo, el tornillo aceptó su culpa, pero a su vez pidió la expulsión de la lija, alegando que la misma era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás.

Y la lija estuvo de acuerdo, pero puso como condición de también fuera expulsado el metro, ya que siempre se excedía midiendo a los demás según su medida, como si fuera el único perfecto en el taller.

En eso entró el carpintero de nuevo y se acabó la discusión. SE puso el delantal e inició su trabajo para terminar el mueble. Utilizó el martillo, la lija, el metro, el tornillo y los clavos.

Al terminar la tosca madera inicial se había convertido en un precioso mueble.

Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó su deliberación. Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho, y dijo: «Señores, ha quedado demostrado que todos tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades y no con nuestros defectos. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestros puntos malos, y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos en manos de un bien carpintero.

Y ASI LA ASAMBLEA CONCLUYÓ:

Porque el martillo era fuerte para forjar al clavo a dar firmeza, el tornillo unía y daba fuerza, la lija era especial para afinar y limar las asperezas de la madera y observaron que el metro era preciso y exacto para que rodo quedara exacto.

Se sintieron entonces que eran un equipo capaz de producir muebles de calidad. Se sintieron orgullosos de sus fortalezas, y de trabajaron juntos sin desavenencia.

CONCLUSIÓN

Ocurre lo mismo con los seres humanos. Observen y lo comprobarán. Cuando en un grupo se buscan a menudo el defecto de los demás, la situación se vuelve tensa y negativa. En cambio, al tratar con sinceridad de percibir los puntos fuertes de los demás, es cuando florecen los mejores logros en los humanos y en el trabajo en equipo.

REFLEXIÓN

Es fácil encontrar defectos, cualquiera puede hacerlo, pero encontrar cualidades, eso es para espíritus superiores que son capaces de inspirar todos los éxitos humanos.

1 Corintios 12:4-7

“Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.”