“¿Cuál, pues, es mi merced? Que predicando el evangelio, ponga el evangelio de Cristo de balde, para no abusar de mi derecho en el evangelio” 1 Corintios 9:18 .
Mario E. Fumero
En la Biblia el término “santo” no se refiere a los que han muerto en Cristo, sino a los que, estando vivos en la iglesia han sido santificados por vivir conforme a la Palabra, como una nación santa como dice 1 Pedro 1:15“sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir”
Al formar parte del pueblo de Dios el Señor nos otorga ciertos derechos, según la dimensión en que estemos. Por ejemplo, el que predica la Palabra tiene el derecho a vivir del altar (1 Corintios 9:13[1]), haciendo alusión a que los Levitas que, sirviendo al sacerdocio, se alimentaban de los sacrificios y del diezmo. El apóstol Pablo habla de sus derechos como apóstol; “¿Acaso no tenemos derecho de comer y beber?” 1 Corintios 9:4, pero muchas veces no los reclamó para ser ejemplo; “no porque no tuviésemos derecho, sino por daros nosotros mismos un ejemplo para que nos imitaseis” 2 Tesalonicenses 3:9.
El derecho de un siervo de Dios que sirve a la iglesia es que la congregación lo apoye en sus necesidades básicas, de acuerdo con el nivel de vida en medio del cual está la iglesia. El nivel de vida de un ministro debe ser acorde al nivel de vida de la mayoría de sus miembros.
El ministro debe aprender a tener abundancia, y a veces escases (Filipenses 4:12[2]). El mismo debe servir al rebaño, no por un salario (Juan 10:12,13), sino con un ánimo presto (1 Pedro 5:2[3]), pero él tiene derecho a que las ovejas le proporcionen lo necesario como le ocurre a un pastor real, que al cuidar y pastorear al rebaño a este se le recompensa por su cuidado dándole leche (sustento) y abrigo (lana).
El pastor tiene el deber de cuidar al rebaño y exhortar a aquellos que anden desordenadamente (2 Tesalonicenses 3:11[4]), pero esa autoridad es formativa y tiene que estar fundamentada en los parámetros bíblicos establecidos por los apóstoles. No debe encubrir el pecado, ni tampoco abusar de la disciplina. Es por ello por lo que cuando se vaya a ejercer una autoridad correctiva, el ministro debe de apoyarse en el consejo de otros ancianos, porque todo asunto debe tratarse entre dos o tres personas como enseña 2 Corintios 13:1, Mateo18:20[5], 1 Timoteo 5:19.
[1]– “¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas, comen del templo, y que los que sirven al altar, del altar participan?”
[2]– “Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad”.
[3]– “Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto;”
[4]– “Porque oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno”.
[5]– “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.


