«Le fué dicho que el mayor serviría al menor« Romano 9:12

Mario E. Fumero

          El Señor Jesucristo enseño cual debe de ser la actitud de los que quieren servirle, y fue claro y rotundo cuando dijo en Mateo 32:11; «El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo» dando a entender que la función de los ministros de Jesucristo es ser siervos, o sea, personas rescatadas para servir y no para ser servidas (1 Pedro 1:18-19[1]). Notaremos que el Señor Jesucristo está enfatizando el hecho de que no debemos buscar títulos, ni reconocimientos, como ser llamado «rabi», «maestro”, «padre» etc., porque cuando enfatizamos el título, automáticamente dejamos de ser siervos, para convertirnos en señores o superiores, porque eso es lo que muchos buscan cuando nos entra el espíritu de «titulitis».

          La sencillez y el sentido de servir debe ser una de las características de un seguidor de Jesucristo, pero tristemente muchos de los que dicen ser llamados cómo «ministros, apóstoles o pastores» en vez de ser servidores del evangelio, son vividores del evangelio, pues sus ovejas les tienen que servir y complacerles todos sus Caprichos, con el cuento de que ellos son los «ungidos de Dios» y, por lo tanto, merecen reverencia.

          En el mundo secular los poderosos se enseñorean de los débiles, pero Jesús dejó claramente establecido cuando les enseño que: “Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre ellas tienen autoridad son llamados bienhechores; mas no así vosotros, sino sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige, como el que sirve. Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve.  (Lucas 22:25-27).

          Es vergonzoso, y da pesar que hoy día existan ministros que andan con guardaespaldas y que atienden en las oficinas a sus ovejas con previa cita, y como dice Jeremías “Se engordaron y se pusieron lustrosos, y sobrepasaron los hechos del malo; no juzgaron la causa, la causa del huérfano; con todo, se hicieron prósperos, y la causa de los pobres no juzgaron” Jeremías 5:28. Estos son “…falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo” (2 Corintios 11:13).

[1]– “Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación”.