Doctor Enrique Huerta, México.
Como veterinario, me llamaron para examinar a un perro de 13 años llamado Batuta. La familia esperaba un milagro. Examiné a Batuta y descubrí que moría de cáncer y que no podía hacer nada… Batuta estaba rodeado por su familia.
El niño, llamado Pedro, parecía tan tranquilo, acariciando al perro por última vez. Y me pregunté si entendía lo que pasaba. En pocos minutos, Batuta cayó pacíficamente en un sueño para no despertar nunca más.
El niño pareció aceptarlo sin dificultad. Oí a la mamá preguntarse: – ¿Por qué la vida de los perros es más corta que la de los seres humanos? Pedro dijo: – Sé porqué. La explicación del niño cambió mi forma de ver la vida. Él dijo: – La gente viene al mundo para aprender a vivir una buena vida, como amar a los demás todo el tiempo y ser buena persona, como los perros, que ya nacen sabiendo hacer todo esto, no tienen que vivir tanto tiempo como nosotros. ¿Entendido?
LA MORALEJA DE LA HISTORIA:
Si un perro fuera tu maestro, aprenderías cosas como:
-Cuando tus seres queridos lleguen a casa, siempre corre a saludarlos.
-Nunca dejes pasar la oportunidad para salir a pasear.
-Permite que la experiencia del aire fresco y del viento en tu cara sea de puro éxtasis. -Toma siestas, descansa.
-Estírate bien antes de levantarte.
-Corre, salta y juega diariamente.
-Evita ′′ morder ′′ cuando con solo un gruñido sería suficiente
-En un clima muy caliente, bebe mucha agua y acuéstate bajo la sombra de un árbol frondoso.
-Cuando estés feliz, baila moviendo todo tu cuerpo.
-Disfruta de las cosas simples, como una larga caminata.
-Sé fiel.
-Nunca pretendas ser algo que no eres. Sé auténtico.
-Si lo que quieres, está ‘enterrado, búscalo, persiste hasta encontrarlo.
-Y nunca olvides: Cuando alguien esté teniendo un mal día, quédate en silencio, siéntate cerca y suavemente hazle sentir que estás allí.
¡Así son, de sabios, los perros! *Doctor Enrique Huerta, México*


