Según estudios recientes… 4,000-5000 pastores renuncian cada año. No renuncian porque tienen una falta de fe en Dios. No renunciarán porque no creen en el llamado que Dios ha puesto en su vida. La mayoría ni siquiera renuncia por razones financieras. Los pastores renuncian porque están abrumados por el agotamiento mental.
Hasta que no seas pastor nunca entenderás completamente lo que es llevar cargas espirituales para la gente. Levantarse en medio de la noche, orando por tu familia de fe. Despertado en medio de la noche con alguien en tu corazón. Abrumado por la preocupación por la ausencia o distancia de una persona. Tu mente continuamente ocupada con la presentación del próximo mensaje dominical – ¿cómo predicarlo, sobre qué enseñar, cómo lo aplicamos? Ser criticado continuamente.
Que te digan que necesitas hacerlo mejor o que algunas áreas de la iglesia simplemente necesitan ser mejores.
Los pastores se paran en medio de los chismes.
Los pastores invierten toda su vida en personas y sin embargo, la gente le dará la espalda a su pastor en la primera señal de una tormenta, generalmente sin una conversación. Los pastores están en medio de disputas.
El consejo de pastores matrimonios rotos. Los pastores reconfortan a aquellos que han sufrido pérdidas. Los pastores navegan por las aguas de las personas imperfectas con el deseo de ver a cada uno prosperar en su fe. Anhelan avances espirituales. Tu pastor ansía lo mejor para ti. Todo esto, mientras intentan luchar contra su propia carne y crecer en su propia relación con Dios.
Pastores vean las publicaciones.
Los pastores escuchan los susurros.
Los pastores soportan la negatividad.
Los pastores cuidan continuamente a las ovejas mientras se defienden de los lobos.
Los pastores se derraman y se derraman – rara vez se vierte dentro.
¿Qué mantiene a un pastor en marcha? ¡Tú!
Tú – la persona que tiene hambre de verdad.
Tú – la persona que adora con pasión y libertad.
Tú – el adolescente que se esfuerza por ser un seguidor de Jesús.
Tú – la madre soltera que entiende la belleza de la esperanza encontrada en Cristo.
Tú – el que entra por la puerta por primera vez porque estás en busca de paz, esperanza y comunidad.
Reza por tu pastor. Sirve con tu pastor.
Habla con tu pastor. Anima a tu pastor.
Son humanos. ¡Ellos te necesitan más de lo que crees!


