Mario E. Fumero
Entre los siglos XV al XVII, los españoles e ingleses tuvieron que luchar contra los corsarios y piratas, que asaltaban los buques que de América iban a Europa llevando el oro robado. Cuenta la historia que la zona de Río Coco, en la mosquitia, entre Nicaragua y Honduras, los piratas tenían su refugio, y compartían las conquistas obtenidas de las embarcaciones asaltadas con los habitantes de esa región, con lo cual fueron solidarios.
Actualmente en los mares del Medio Oriente, contiguo al continente africano, existen grupos que también se dedican al asalto de los barcos, lo cual se cataloga piratería. La piratería es conocida como el hecho de asaltar en alta mar a los barcos para robarles sus mercancías. Este concepto actualmente comienza a utilizarse para denominar al fenómeno de la falsificación de obras protegidas por el derecho de autor, y también se le añade al hecho de la intervención tecnológicas de información por medio de hacker que entran en sistemas supuestamente protegidos, para fines determinado como, por ejemplo; alterar, anular, robar información y dañar su contenido.
Recientemente se celebró una conferencia de técnicos informáticos para analizar la piratería electrónica dentro de los sistemas electorales, en un evento realizado en Las Vegas, del grupo “DEF CON”. Este grupo analizó los peligros de las elecciones en Estados Unidos por medio de sistemas electrónicos y se evidenció el hecho de que las máquinas de votación que se utilizarán en las elecciones presidenciales de 2024 tienen vulnerabilidades para ser alteradas por piratas tecnológicos, lo cual puede permitir manipular el recuento de votos.
Actualmente nos enfrentamos al serio peligro de la piratería electrónica en todas las áreas del diario quehacer. Los hackers pueden intervenir en nuestras computadoras, en nuestras cuentas bancarias, e incluso, bloquear sistemas que aparentemente están bien protegidos, cómo lo que está pasando en Venezuela, con el grupo denominado Anonymous, que han bloqueado incluso operaciones del Estado.
No cabe duda de que la guerra tecnológica se ha convertido en una de las peores amenazas para la democracia, e incluso, para la estabilidad económica de muchos países. Recientemente un hacker pudo entrar en el sistema de seguridad del Pentágono, y todo lo tecnológico puede ser manipulado, siempre y cuando, los que están detrás elaboren los algoritmos que pueden cambiar, alterar o anular cualquier tipo de información.
Apoyar las elecciones usando medios tecnológicos ofrece rapidez en cuanto a obtener los resultados, pero su vulnerabilidad en la veracidad puede estar en duda debido a que los mismos pueden ser manipulados. Es por esa razón que debemos seguir una pauta en donde lo tecnológico vaya respaldado por lo tradicional, de lo contrario, la democracia está en serios peligros, pues la mano oculta detrás de la tecnología puede ejecutar un robo o piratería peor que la que se experimentó en la época de los corsarios y piratas en los siglos XV y XVII.
Lo tecnológico ha hecho fácil nuestra vida, pero también nos ha traído grandes consecuencias en otras áreas, por ejemplo, se ha roto la relación personal para entrar a una relación virtual, convirtiéndonos en Isla. Ha roto la distancia y estamos más cerca que nunca, pero sin embargo más alejados en nuestras relaciones personales. La tecnología ha desplazado la mano de obra humana, para dar paso a máquinas que hacen el trabajo de 10 personas, aumentando el desempleo. La tecnología está anulando nuestra capacidad de pensar por nosotros mismos, y dejándole a la inteligencia artificial que piense y actúe por nosotros. Y si seguimos por ese camino, la tecnología establecerá una dictadura mundial, lo cual proféticamente hablando dará paso al advenimiento del anticristo.


