Mario E. Fumero
Ser periodista en los tiempos que vivimos de polarización y prevalencia del engaño es una tarea muy difícil por no decir imposible. Tratar de decir la verdad siendo objetivo envuelve grandes riesgos, porque no cabe duda de que uno de los mayores problemas que enfrenta nuestra civilización es el hecho de no querer aceptar la verdad cruda, ya que la mentira y el engaño se ha vuelto un arte común en todas las áreas de la vida, tanto en la economía, política, y hasta en la religión, pues mucho viven del engaño.
Los periodistas en muchos países, principalmente en aquellos donde la política está corrompida, tienen grandes riesgos y muchos han muerto. El primer de esos riesgos es la intimidación cuando se enfrenta a los poderes dominantes, diciendo la verdad que desenmascara la falsedad. Es ahí cuando esos medios económicos, políticos o sociales que son muy poderosos y corruptos, no repararán en buscar los medios para callarlo, contratando sicarios que traten de silenciar la verdad, eliminando al comunicador.
Tanto en la rama del periodismo, como de la medicina y el derecho hay diversas especialidades. No es lo mismo ser un periodista deportivo, o de noticias sensacionales de la farándula artística, que un periodista político que analice la realidad existente en la nación. En cualquier área de la vida, todo aquel que diga la verdad, principalmente en el campo de la política o de los intereses creados, nunca caerá bien, y cuando se trata de personas o poderes dominantes, la posibilidad de que lo callen es grande.
Sin embargo, existe un periodismo que, si prospera, y es bastante productivo. Consiste en aquellos periodistas que se venden, y por medio del dinero, transforman la verdad en mentira, y acuden al libelo o la calumnia, para justificar lo corrupto e inmoral. Pero ¿Cómo podemos diferenciar al periodista correcto del corrupto? Es sencillo, el correcto tiene que huir, esconderse o emigrar, y económicamente no prospera mucho, mientras que el corrupto prospera rápidamente, se vuelve lustroso y obtienes grandes beneficios. Lo podemos identificar aplicando aquel texto bíblico de Jesucristo cuando dijo que por sus frutos los conoceréis.
Hay un tercer periodismo, el de aquellos que usando la mentira para extorsionar a políticos, empresas y personas con el fin de conseguir apoyo económico o anuncios y una vez que lo tienen, los defiende. No cabe la menor duda que, seamos periodistas pastores, políticos o empresarios, cuando andamos con la verdad, y rechazamos la mentira, sufriremos consecuencias, porque tristemente siempre el poder estará en aquellos que por medio de la corrupción, han alcanzado el poder económico, político, religioso o social y los cuales tienen la capacidad de poder comprar, callar o manipular la verdad, porque tristemente el dinero todo lo compra, pero como afirmó Jesucristo, cuando conocemos la verdad, en realidad nos hacemos verdaderamente libres.
No es fácil en nuestros tiempos encontrar hombres de valor, que estén dispuestos a decir la verdad, aunque la misma les traiga consecuencias. Es más útil y productiva la hipocresía, la mentira y el engaño que la franqueza, la sinceridad y la verdad. Esta es la causa por la que el mundo va al revés, y que estemos dominado por los antivalores, pues como dijo el apóstol Pablo, la raíz de todos los males es el amor al dinero (1 Timoteo 6:10) y muchos son atraídos, seducidos y destruido por el mismo siendo este el culpable que la mentira y el engaño se imponga como un esquema social llevándonos lentamente a la destrucción e indignidad.
Unidos Contra la Apostasía 
Mucha verdad .