Mario E. Fumero
Existe una teoría muy lógica, la cual afirma que siempre el pez grande se come al pequeño, y esto es indiscutible. De la misma forma, todos sabemos que quien tiene el poder económico o el poder político, automáticamente tiene el control de los que están debajo de ellos. Unos usando el poder del dinero, que todo lo puede comprar, y otros, usan la manipulación de la ley a través de la política, para implantar y controlar a sus opositores, pero ¿Podrá el poder político y económico manipular la verdad e imponer la mentira como norma de conducta?
Analicemos el primer punto, “el poder económico”. El apóstol Pablo afirmó en una de sus epístolas “que raíz de todos los males es el amor al dinero” (1 Timoteo 6:10) y en nuestro mundo, estamos a expensas de los que tiene el poderes económico, porque ellos tienen la facultad de comprar los medios, silenciar a los opositores, e incluso, determinar quienes nos van a gobernantes. Y es que el poder económico se apoya en el poder político, para poder seguir explotando y teniendo grandes ganancias a costilla de los humildes. ¿Y cómo es esto que pueden determinar a los gobernantes que actúen según su conveniencia? Mediante la financiación de sus campañas proselitistas, y la facultad de comprar los votos, principalmente dentro de una cultura en donde falta discernimiento y conocimiento, razón por lo cual, a mayor ignorancia, más fácil es la manipulación. Un ejemplo de lo que puede hacer el amor al dinero se encuentra en el relato de las Sagradas Escrituras, cuando se relata que Judas Iscariote vendió a su maestro por obtener tan solo 30 piezas de plata, que en aquella época representaba el valor que costaba un esclavo en el mercado negro. Los poderes económicos y el capitalismo brutal son los causantes de la corrupción política, y, por ende, podemos afirmar que detrás de los gobernantes, se encuentra la mano oculta de los poderes económicos que, de forma astuta, manejan los hilos de la política nacional.
El segundo factor negativo que genera el poder está dentro del marco de la política. Aunque la política se rige aparentemente por una Constitución que establece la separación de los tres poderes de un estado, y cada uno de esos poderes están enmarcados por leyes que regulan y restringen los mismos, en la gran mayoría de los países aparentemente democráticos, muchos gobernantes violan la Constitución, y cuando quieren, pueden fabricar argumentos destructivos para dañar a un grupo determinado, ya sea de partidos o de opositores o críticos, incluso pueden ir contra personas que no estén de acuerdo con ellos, y para ello cuentan con los recursos, no sólo para fabricar mentiras, sino crear falsas evidencias que culpen a un inocente, para poder callarlo, perseguirlo o encarcelar al ser opositor. Esto lo podemos ver claramente en el gobierno bolivariano de Venezuela, como en la hermana República de Nicaragua, que hasta se les niega a los opositores el derecho a su ciudadanía.
Es fácil para el poder económico y político crear falsas acusaciones, señalamientos o pruebas contra aquellos que son un peligro para sus intereses. Tenemos el caso de un ladrón, que vive molestando a todo el vecindario. Estos presentaron la denuncia respectiva, pero como no hay evidencias físicas, terminaron soltándolo. En una ocasión un agente de policía le sugirió a los denunciantes que buscarán la forma que, al capturarlo, los agentes le colocarán en su bolsa un pucho de marihuana, y de esta manera se podría proceder firmemente contra él, para que quedara detenido y fuese sentenciado. Esta acción que parece lógica es incorrecta y engañosa, pero actualmente se ejecuta en muchos lugares. De la misma forma, los poderes económicos y políticos pueden fabricar una estrategia falsa, colocando armas o drogas en las personas que quieran eliminar, de manera que fabrican los hechos falsamente, para poder quitarlo del medio, y como ellos tienen el poder, la persona inocente queda condenada como culpable de un hecho que jamás cometió, y así se lo quitaron de en medio. Cuando existe el poder económico y político corrupto, fácilmente se pueden fabricar pruebas y evidencias que condenan al inocente para justificar al culpable, esta es nuestra triste realidad.
¿Cómo podemos luchar contra un poder económico o político que puede fabricar evidencias para falsear la verdad? ¿Cuántos inocentes en el pasado, al tratar de combatir la corrupción, fueron aplastados con acusaciones falsas y evidencias prediseñadas? Es ahí en donde confirmamos que tristemente el que tiene el poder económico o político, siempre tiene la ventaja de ganar, y el poderoso siempre termina oprimiendo al débil y destruyendo la verdad.
Unidos Contra la Apostasía 