Mario E. Fumero
El desarrollo de los acontecimientos en el Medio Oriente abre la puerta a una inevitable guerra, parcial o regional. Israel usando su derecho a la réplica, atacó a la capital de Irán, en la madrugada del 25 de octubre, y como es de esperar, esta acción puede producir una reacción iraquí que nos puede llevar a una convulsión bélica de dimensiones impredecibles.
Todo comenzó cuando el grupo terrorista Hamás, entrando a territorio israelí, mató indiscriminadamente a cientos de personas, y llevó secuestrada a otra parte de los que allí estaban celebrando una fiesta. Esto desencadenó la furia de Israel contra el territorio de Gaza controlado por el grupo terrorista Hamás. Lentamente el conflicto se extendió hacia el Líbano, donde Hezbolá también comenzó a atacar al territorio de Israel, el cual en defensa propia decidió invadir. Esa región en busca de los líderes de esa organización y neutralizarlos. Por todos es sabido que Hezbolá es patrocinado por Irán.
Aparte de lo que dice la profecía bíblica en Ezequiel capítulo 38 sobre estos acontecimientos, estamos viviendo un tiempo compulsivo como dijo JESÚS al pronosticar que en los últimos tiempos habría guerra, y rumores de guerra por todos lados. Respecto a esta situación internacional en relación con Honduras, no tenemos que temer a las repercusiones que podría traer en el caso de qué se desatara algún ataque nuclear, o si el panorama bélico se complica, pero indudablemente y de forma colateral, sufriremos repercusiones indirectas, para lo cual tenemos que irnos preparando desde ya.
¿Cuáles serán estas consecuencias para lo cual tenemos que estar preparados? Lo primero que va a ocurrir será la posible escasez de petróleo y su encarecimiento lo cual originará apagones del sistema eléctrico nacional, con la consecuencia de que se arruinen todo lo que tengamos en los refrigeradores y congeladores, por lo que debemos obtener alimentos no perecederos, porque si falla la energía, como pasa en Cuba, se arruinarán muchas cosas que depende de la misma.
Como consecuencia de la escasez de combustible, tenemos que estar preparados para las dificultades que originaría el paro del transporte, el cual al producirse escasez el combustible, se afectaría la movilidad y se reduciría el abastecimiento de alimentos y combustible, máximo al no tener Honduras una reserva estratégica del mismo.
El otro aspecto que nos azotará, en caso de una guerra regional o parcial, será la escasez de alimentos, medicinas y otros insumos necesarios para la vida, lo cual nos podrá llevar a una hambruna de dimensiones impredecibles, a menos que empecemos, desde ya, ha aprovechar cada rincón de tierra para sembrar todo lo que podamos, a fin de tener un auto sustento en caso de extrema crisis alimentaria.
Nos enfrentamos a tres posibles conflictos globales que pueden llevar el mundo a un colapso que le dé origen al Nuevo Orden Mundial, Porque el panorama que se vislumbra es muy tenebroso. El medio oriente es un polvorín frente a un Israel amenazado por los grupos terroristas, inspirado y financiado por Irán y apoyado por algunos países árabe. En Europa tenemos la crisis de Ucrania en su guerra con Rusia, que indirectamente involucra a la Comunidad Económica Europea. En otro frente, China continental tiene los planes de invadir China Taiwán, considerando que es parte de su territorio y mostrando un escenario bélico que prevé una posible invasión. Mientras en Corea del Norte las tropas se movilizan en frontera de Corea del Sur, y dinamitan las carreteras de acceso a la misma, y concentrando fuerzas quizás con el fin de una posible confrontación con su vecino. Hay que añadir a lo anterior las luchas internas que tienen algunos países africanos, unos apoyados por Rusia, y otro por los países europeos y Estados Unidos. Además de una franca división económica en diferentes frentes, todo esto es presagio de un terrible futuro que deja entrever algunos acontecimientos que están al doblar de la esquina.
Todo esto que describo fue predicho por el divino maestro en Mateo capítulo 24 y no dudo que estemos proféticamente en el preámbulo que nos conducirá a la etapa denominada por Apocalipsis como la gran tribulación. No trató con este artículo de infundir miedo, ni tampoco estoy profetizando un desastre mundial, simplemente estoy advirtiendo que, frente al panorama presente, debemos ir tomando las precauciones necesarias para poder sobrevivir frente a la gran crisis que se avecina, esperando que Dios nos ayude a ser coherente y poder estar listo hasta donde sea posible, para poder resistir en los días malos que vendrán.
Unidos Contra la Apostasía 