Mario E. Fumero
Uno de los más graves errores administrativos que podemos cometer en estos tiempos de crisis, es vivir “AL DIA”, esto es, no hacer provisión para el mañana. Muchos “super-espirituales” se escudan en la fe para justificar su mala administración, diciendo que “Dios suplirá”, ignorando que, si nosotros contamos con que Dios supla, después de haber derrochado nuestros bienes, no solo perderemos la bendición y protección de Dios, sino que además tendremos que dar cuenta de lo mal que usamos los beneficio que él nos encomendó como mayordomos.
Como cristianos proclamamos que Jesús es el Señor, (El Kyrios), el dueño de mi vida, y de todo lo que posea. Tanto lo que administramos de la obra del Señor, como lo que Él nos dé para vivir nosotros, son bienes encomendados para su servicio. Si gano mil dólares, aunque del diezmo para su obra, los $900 restantes son para que yo viva para ÉL, por lo tanto, TODO ES DEL SEÑOR.
Desde esta perspectiva podemos decir que si no administro bien los recursos que él pone en la mano, seré tenido por un “disipador de sus bienes,” (Lucas 16:1) y es aquí en donde podemos aprender la lección de la parábola del mayordomo infiel, lo importante que es saber usar bien los bienes materiales, y una vez que hemos cometido errores, buscar la forma de salir, sin seguir acumulando más descuidos administrativos. Fue por esa razón que el Señor elogió a este mayordomo infiel, pues al verse en apuros, por haber derrochado los bienes que se le había encomendado, prestando sin permiso de su amo, y quizás de forma arbitraria, trato después de salvar un poco la situación, descontando una parte de lo prestado a sus acreedores, tratando de recuperar parte de lo disipado.
¿Porque lo elogio el Señor Jesús? Porque pese a sus errores, al verse en apuros, opto por tratar de salvar un poco la situación, usando la sagacidad, que es equivalente a astucia, por lo cual llamó a los que les había hecho préstamo y recuperando una parte, condono el resto de la deuda. ¿Porque fue sagaz? Pues por un lado recuperó parte de lo perdido, y al menos no quedo del todo mal con su amo, y por el otro lado, se ganó el aprecio y estima de las personas que le debían, al perdonarles las deudas, por eso dice que razonó…”Cuando el amo me despida, por haberle fallado, quedaré bien con los endeudados, y éstos me recibirán en sus casas y al menos me darán de comer, pues por ayudarles a ellos, el amo me quito el trabajo” (Verso 4)
Si reflexionamos esta parábola, y la comparamos con la del siervo injusto, (Mateo 18:23-35) notaremos que el infiel fallo en lo que administraba, pero el siervo injusto se aprovechó de lo que vigilaba para su beneficio personal, no haciendo con otro lo que el amo había hecho con él, cayendo en la usura.
Estas dos enseñanzas nos hacen ver lo importante que es el ser fiel con lo que tenemos y hacemos con ello. Está claro en la palabra las enseñanzas al respecto, pues al concluir la parábola del mayordomo infiel se nos dice que “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto…y si en lo ajeno fuisteis infieles, ¿Quién os dará lo que es vuestro” (Lucas 16:10,12)? Es lógico pensar que el que no cuida aquello que se le dio, menos hará con lo suyo propio. Este es el serio problema que tenemos actualmente en el reino de Dios, abusamos más de lo que es de otro que de lo nuestro, y por eso perdemos muchas bendiciones y prosperidad en la obra.
A: PLANIFICANDO SABIAMENTE: Una de las grandes enseñanzas dadas por Dios a su pueblo respecto a su economía está en Génesis capítulo 41. José interpreta el sueño del Faraón, relacionado con las vacas gordas y flacas que vio. Este sueño representaba siete años de abundancia y prosperidad, seguidos por otros siete de hambre y escasez. Faraón recibió con sabiduría esta revelación, y siguiendo el consejo de José, preparo al pueblo para afrontar esta crisis, nombrándolo para que administrara y gobernarse todas esas tierras. En todas las regiones vecinas falto alimento, pero en el demonio de Faraón hubo comida en abundancia, razón por la cual los hermanos de José tuvieron que ir a Egipto en busca de alimentos. No es mi intensión hacer un análisis histórico de los hechos, sino tomar como referencia la solución dada por José a Faraón, y la cual venia de Dios, para exaltar el hecho importante de HACER PROVISION para cuando vinieran tiempos malos.
La Biblia nos advierte continuamente que vendrán tiempos malos en los postreros tiempos. Jesús nos anuncia época de hambre y escasez en Mateo 24:7, y en Apocalipsis 6:1-8 se nos avisa a través de cuatro caballos los hechos sobresalientes en los últimos tiempos, y uno de los caballos, (vers. 6) el negro, representa la escasez y el hambre, haciendo referencia al alto costo de la vida, y a lo difícil que será conseguir algunos alimentos en esa etapa. San Pablo nos habla de “días malos”, (Efesio 6:13) y los nuestros no son muy halagüeños que digamos, pues millones mueren de hambre, y el poder adquisitivo del dinero mengua, aumentando la crisis económica mundial.
Si somos prudentes, como las vírgenes sabias de la parábola, administraremos los bienes, tomando en cuenta el mañana, y haciendo provisión a través de nuestro presupuesto para cuando vengan tiempos difíciles. Dice Proverbio 15:6 “En la casa del justo hay gran provisión “, así que la provisión se usa como principio de sabiduría, y si la crisis viene a pesar de ésta, entonces Dios proveerá y cumplirá su promesa que dice “No hay justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan” (Salmo 37:25), pero para ello debemos ser JUSTO en la forma de hacer las cosas.
Existe el peligro de que no hagamos provisión para los tiempos difíciles, lo cual sería descuido, también se puede dar el otro extremo, que almacenemos más de lo necesario, esto sería ambición. Por otro lado, no debemos vivir en la miseria porque no supimos aprovechar la época de abundancia, y al venir las vacas flacas nos sentimos agobiado por la falta de provisión. Es por ello por lo que vamos a planificar nuestra economía. ¿Pero cómo planificarla, si lo que tengo no me ajusta para vivir? Esta es la pregunta que la mayoría de los hermanos hacen, para justificar sus actitudes de vivir AL DÍA, En realidad somos seres que podemos ajustarnos a las circunstancias si queremos, y vivir planificadamente, máxime en los momentos más críticos de nuestras vidas. Lo que ocurre es que, sin darnos cuenta, a veces queremos vivir más allá de la realidad, sin hacer sacrificios, acomodándonos al sistema y tratando de mantener un estatus para evitar las críticas, los juicios y las actitudes que adopta una sociedad de consumo, que nos juzga por como vestimos, comemos y tenemos.
Debemos dejar dentro de nuestro presupuesto un fondo acumulativo que catalogaremos “EMERGENCIAS”, o también de “RESERVA”, y guardarlo aparte, en una cuenta de ahorro, y hacernos la idea de que ese fondo no se debe tocar a menos que haya una crisis dentro del presupuesto familiar o de la obra. Cataloguemos que es EMERGENCIA, y estipulemos las normas y el límite que debemos tener, para que el excedente después de tener ese fondo, lo usemos para adquirir bienes superfluos que necesitemos.
Veamos un ejemplo: Gano $1,000.
A la hora de hacer mi presupuesto, incluyo una partida, aunque sea de $20. para ahorrarla en el fondo de emergencia o reserva[1]. Estaré ahorrando hasta que tenga el equivalente del sueldo por dos meses, por lo que tendré una reserva de $2,000.
Ya alcanzada la meta, sigo ahorrando, pero podré disponer del excedente con un criterio más amplio, para adquirir cualquier bien perecedero. Un día surge un imprevisto, y no me alcanza el sueldo, entonces tomo del fondo de emergencia y resuelvo el problema, después lo repongo, y así nunca tendré que endeudarme, preocuparme o verme desesperado cuando en ciertas etapas de la vida sufra reveces.
B: HACIENDO AJUSTES ECONÓMICOS.
¿Cómo lograr ahorrar para crear ese fondo de emergencia u otras necesidades, cuando apenas me ajusta el dinero para cubrir los gastos? Lo primero que debemos entender es que muchas veces tomamos fiado sin pensar en esto, además podemos hacer modificaciones en nuestro estilo de vida para producir ahorros, a fin de hacer provisión, y lo vamos a demostrar.
- EN LA ALIMENTACIÓN. Podemos ajustar lo que comemos a lo que tenemos. Una comida puede ser más nutritiva, aunque sea barata, pues el precio y los alimentos no son una misma cosa. A veces pagamos más gusto que calidad, por ejemplo, un plato de lentejas, espinacas o remolachas puede alimentar tanto como un filete, o una langosta, y cuesta menos. Lo importante es comer para vivir, y no vivir para comer. Quizás reduciendo un poco las carnes, y aumentando ciertas verduras que por épocas están más baratas, podría ajustar un menú nutritivo de acuerdo con los precios y ofertas del mercado, obteniendo una gran economía.
Si sustituimos los refrescos por el agua, que es más saludable, y reducimos el consumo de aceites, no desperdiciando lo que sobre etc.… Podríamos hacer un ahorro de hasta un 30%. Nuestra dieta diaria está casi siempre fuera de un correcto equilibrio. En España, por ejemplo, se tiende mucho a las grasas, carnes y mariscos, y se come demasiado, mientras que en Estados Unidos se come mucha “comida basura” fuera de las casas, y se estila mucho los platos precocidos. Estos malos hábitos que originan gastos indebidos y problemas de salud, como colesterol, obesidad y alta tensión arterial. Podríamos hacer, por ejemplo, un potaje de lentejas o un cocido de garbanzos, y calcularlo para dos veces, usamos una parte ese día y congelamos la otra para la siguiente semana, así ahorramos costos, combustible, trabajo y después sabe mejor, pero por arrogancia, capricho o falta de educación no hacemos esto. Muchas comidas que sobran se podrían guardar, y así reducimos gastos, aprovechando al máximo los recursos, y no cometer el pecado de tirar alimentos a la basura, mientras millones mueren de hambre. Otra forma de hacer ajustes es evitar el comer fuera del hogar, en restaurantes o cafeterías.
Se ha comprobado que una familia de 5 personas, que come fuera dos veces al mes en España, si ganara al mes $1,000 gastaría un promedio del 8 al 12% de su presupuesto. Si tomáramos todos los días un café, un refresco o un bocadillo en un bar o cafetería, gastaríamos al mes un promedio mínimo del 5% del presupuesto.
Mientras en los Estados Unidos el equivalente a comer fuera cuatro veces al mes podría representar de un 5 a un 8% del presupuesto mensual, ya que es más barato el comer fuera, y además el nivel de vida es más alto. Si reducimos estos gastos y dejamos de comer fuera, excepto en eventos especiales, tendríamos un ahorro superior al 12% mensual.
Y como último punto, quiero recalcar que debemos ir adaptando el consumo de alimento al precio del mercado. Hay épocas en que las patatas están más baratas, en otras épocas es el tomate, etc., si aprovechamos las ofertas podremos reducir gastos.
2. EN EL VESTIDO. El otro aspecto a producir ajustes es en el área del vestir. Las modas y la apariencia física han alcanzado un papel predominante en nuestra sociedad de consumo. Vestimos para presumir más que para protegernos y subsistir. A veces cambiamos la ropa no por necesidad, sino por vanidad. Creo que como cristianos, debemos vestir decorosa y limpiamente, aprovechando al máximo lo que tenemos, hasta que se nos desgaste y dispongamos de los recursos para renovarlo. Si no puedo comprarme más camisas o calcetines, arreglo los que tengo.
Cuidar la ropa y usarla al máximo es una forma de ahorrar. pues, hay que ajustarse a la realidad que estemos viviendo. Si cuento con suficientes recursos, puedo darme el lujo de comprar ropa de marca, pero si no puedo, entonces busco los baratillos u ofertas del mercado. Hay personas que usando sabiduría compran en el verano lo que van a usar en el invierno y viceversa, y así obtienen descuentos del 30 al 50% sobre el valor. Si mi situación es precaria, y no puedo comprarme ropa, y la necesito, hay muchas formas de conseguirla; de segunda mano, o regalada, y así salimos del apuro. A veces el orgullo y la arrogancia humana no permite hacer esto, aunque tengamos necesidad. Doy gracias a Dios porque en esta área he sido bendecidos, pues casi toda la ropa que tengo fue regalada, y esto me ha ayudado a disponer de más recursos para la obra de Dios.
3. GASTOS SUPERFLUOS. Hay muchas cosas que no son necesarias y que podríamos eliminar de nuestra economía, si estuviésemos muy mal, como por ejemplo el teléfono, el vehículo, el club, etc. A la hora de comprar bienes perecederos debemos establecer una escala de valores, para ir adquiriendo esos bienes poco a poco, sin caer en deudas. Por ejemplo, es más importante una cocina o una lavadora, que un televisor o equipo de sonido. Es triste ver en muchos países subdesarrollados y en barrios marginados, casas míseras, vemos que tienen sus televisores, pero sin un refrigerador o cocina. Esto se ve mucho en América Latina. A la hora de comprar artefactos eléctricos debemos considerar el consumo de energía, y buscar la economía de gastos en vatios. También debemos usar al máximo los recursos disponibles antes de reemplazarlos. Vivimos en una etapa en que se estila la idea de “úsalo, tíralo, y compra otro”. Así que cuando se rompe algo, en vez de luchar por repararlo, lo tiramos y compramos otro, pero si nuestros recursos no dan para adquirirlo, debemos arreglarlo.
Entre agua, luz y teléfono podemos tener un gasto superior al 15% de nuestro presupuesto, si no sabemos usar debidamente estos recursos. El teléfono debe usar para resolver problemas y no hablar más de lo debido, máxime en aquellos lugares en donde cada minuto cuesta dinero. La luz eléctrica podemos reducirla comprando focos LED y siguiendo instrucciones que dan para ahorrar energía. De igual forma debemos ahorrar el agua, tan escasa en muchos países. Si somos cuidadosos podremos reducir presupuesto y tener ese fondo de emergencia.
Y, para terminar, quiero referirme a la importancia que tiene el fondo de emergencia, para poder llevar a la iglesia a enfrentarse a diversos problemas que puedan surgir, como por ejemplo, la crisis financiera de sus miembros que pueden afectar su presupuesto en momentos de crisis. Recordemos que, si somos precavidos, y hacemos provisión, podremos enfrentar las adversidades, pues tendremos en Dios promesas que nos ayudará en todas nuestras necesidades.
[1]– Reserva es la guarda o custodia que se hace de algo con la intención de que sirva a su tiempo. Una reserva, pues, es algo que se cuida o se preserva para que pueda ser utilizado en el futuro o en caso de alguna contingencia.


